Cuando el domingo Daniela Vega aparezca en el Dolby Theater de Los Ángeles para entregar un Oscar, estará haciendo historia. La actriz chilena, protagonista de Una mujer fantástica, el trabajo de Sebastián Lelio nominado en categoría de lengua extranjera y favorita en muchas quinielas, será la primera presentadora transgénero en los 90 años de la gala de premios de la Academia de Hollywood. Y dejará su marca el mismo año en que ya lo ha hecho Yance Ford, el cineasta negro que con el documental Strong Island es el primer director transgénero nominado (y con serias posibilidades de convertirse en el primer ganador).

La presentación de Vega y la nominación de Ford representan un avance en la fiesta grande de Hollywood. Aunque en los dos últimos años la Academia ha dado en sus premios científicos y técnicos menciones a dos personas transgénero (Paige Warner el año pasado y Abigail Brady este), en las 90 ediciones de la gala televisada solo había hecho hueco en sus candidaturas a otras dos. Una fue la compositora Angela Morley, nominada en 1975 y 1978 por su trabajo en las bandas sonoras de El pequeño príncipe y Cinderella. La historia de Cenicienta. La otra fue, en el 2016, Anohni, que aspiró a la estatuilla por la canción Manta Ray para el documental Racing Extinction.

En esa última ocasión, el escenario de reconocimiento era radicalmente distinto al de hoy. Anohni decidió no acudir a la ceremonia cuando los organizadores no contaron con ella, alegando falta de tiempo, para interpretar su canción. «Sé que no tengo el derecho automático de actuar, pero si sigues el camino de migas, la verdad más profunda es imposible de ignorar», escribió.

Quizá por eso un cineasta como Ford ha abrazado el reconocimiento a su histórica nominación tanto como el aplauso a su película, un trabajo tan íntimo como universal que habla de la factura personal y familiar por el asesinato de su hermano en 1992 a manos de un joven blanco. «Somos una sociedad tan homófoba, tan tránsfoba, que estoy orgulloso», le dijo a Screen International. «Si que se hable de mí como primer director transgénero, y primer director transgénero negro, hace a un niño en algún sitio sentirse más cómodo con su cuerpo, entonces estoy feliz de que lo hagan».

Tema de conversación

Ford ha confesado a AP que aún se tiene que «acostumbrar a ser un tema de conversación público» pero confía en «ayudar a la gente a darse cuenta de que las personas transgénero no son una especie de extraterrestres». Y en una conversación con The New York Times ha recordado que «las personas transgénero en general, y negras en particular, son víctimas de violencia en tasas más altas que casi cualquier otro grupo» y por eso se declara «feliz» si su nominación «ayuda a la gente a pensar en los transgénero y a tratarles como humanos e iguales».

Vega no ha conseguido la nominación que sí lograron con personajes transgénero actores y actrices que no lo eran, desde John Lithgow en El mundo según Garp, Jaye Davidson en Juego de lágrimas y Felicity Huffman en Transamerica hasta los premiados Hillary Swank (Boys don’t cry) y Jared Leto (Dallas Buyers Club). Pese a los titulares que está generando, la actriz reconoció a The Hollywood Reporter que no se siente «símbolo de nada». «Aprecio el amor que recibo del público y de los medios y respeto a la gente que lucha por cambiar el mundo y tener un impacto desde un punto de vista legislativo en lo que se refiere a la comunidad LGTB. Pero yo soy una actriz, y ese es mi papel».