Pedro Almodóvar (Calzada de Calatrava, Ciudad Real, 1949) está convencido de que la gente le da mucha más importancia de la que tiene. Él no se siente ni representante de la modernidad española, ni voz autorizada de la movida madrileña, ni el gran liberador de los tabús sexuales en el cine. El profesor universitario José Luis Sánchez Noriega propone redescubrir al manchego en Universo Almodóvar. Estética de la pasión en un cineasta posmoderno (Alianza), sesudo y complejo estudio de una filmografía en la que todas las películas dialogan entre sí. Estas son las vocales de ese particular universo.

A de actores

Cuando era un crío, Almodóvar -recuerda el libro Sánchez Noriega- compraba tabletas de chocolate para coleccionar cromos de las grandes estrellas de Hollywood. Los curas del colegio intentaban formar su espíritu «deformándolo con religiosa tenacidad». Él se reconciliaba con el mundo, su mundo, «engullido en una butaca de cine». El Almodóvar niño estaba convencido de que el cine eran los actores. Después descubrió que una película estaba creada y narrada por alguien y decidió ser ese alguien. Una vez convertido en director (y a pesar de que ha tenido algún enfrentamiento, como el histórico desencuentro con Carmen Maura y la tensión desvelada recientemente por Lluís Homar), sigue pensado que los actores son «la materia sobre la que se imprimen» las películas. «Me hice director de cine para poder dirigir actores», afirma.

E de España

Los pimientos asados, la tortilla, los calamares y el flan de La flor de mi secreto. Los barquillos de Volver. El bacalao al pilpil de Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón. Y, por supuesto, el gazpacho de Mujeres al borde de un ataque de nervios. ¿Hay alguna duda sobre de qué país nos está hablando Almodóvar en sus películas? La comida, las fiestas, la artesanía y el lenguaje españoles están en cada fotograma: el concurso de gritos de La flor de mi secreto, la campaná por no ir al entierro de Volver, los Picaos de San Vicente de la Sonsierra de Kika, los cuadros con perros y caballos de ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Cuando era un chaval, Almodóvar veía a su madre hablando con las vecinas del pueblo y esa imagen se le grabó a fuego en la retina. La semilla de sus películas son, confiesa, un grupo de mujeres hablando.

I de internacional

El grueso de la taquilla de las películas de Almodóvar se hace fuera de España. Los amantes pasajeros (88%), La piel que habito (89%), Volver (84%). En el caso de Julieta, el contraste es brutal: 2,15 millones de euros recaudados en España y 19,2 millones en el resto del mundo. El absorbente drama sobre madres e hijas es un peliculón donde Almodóvar volvió a ser Almodóvar. Sin embargo, tuvo los peores resultados comerciales de su carrera en España, donde se estrenó pocos días después de que su nombre apareciera en el escándalo financiero de los papeles de Panamá. En todo caso, Universo Almodóvar deja claro que El Deseo cuida mucho el departamento de prensa y, por supuesto, cuenta con una gran baza: el carisma del manchego. «Almodóvar es capaz de convertir un cuestionario perezoso en una excelente entrevista», apunta Paz Sufrategui, que durante muchos años ejerció de jefa de prensa.

O de ochenta

El cine de la primera etapa de Almodóvar no se entiende sin la movida madrileña de los 80. Eran tiempos anárquicos, lúdicos e intensos culturalmente hablando. El director, de forma deliberada, quiso alejarse de los progres de los 70. «En Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón no se ve ni la sombra de Franco, no hay menor alusión al pasado. Fue deliberado, pero, sí, allí todo el mundo anda entre los 14 y los 20 años y nadie tenía una postura política. Ni falta que hacía», asegura.

U de ubicación

Más allá de ciudades llenas de vida como Barcelona y Madrid, el ojo de Almodóvar se ha fijado en el pueblo. A veces, como apunta el autor del ensayo, idealizado frente al vértigo urbano. El pueblo como destino de personajes que atisban la muerte es un tema que se repite y que el realizador toma de su biografía familiar, cuando su padre, al sentir que estaba cerca el final, pidió volver al pueblo para morir en la misma cama que le vio nacer. Así sucede con el transexual Lola de Todo sobre mi madre y la Agustina de Volver. En la vida real, Almodóvar huyó de su pueblo natal. A este diario contó el año pasado que sus padres le habían buscado trabajo en un banco y él se rebeló. «Jamás viviré en un pueblo», les soltó. «Eres menor de edad, tendré que llamar a la Guardia Civil», le amenazó el padre. Por suerte, no lo hizo.