El responsable del PP catalán, Josep Piqué, está convencido de que José Luis Rodríguez Zapatero sólo considera auténticos demócratas a los que perdieron la guerra civil e identifica al PP con el franquismo. El argumento de Piqué persigue culpar al jefe del Ejecutivo del abismo que le separa de Mariano Rajoy. Así, le reprocha que intente apartar a la derecha del juego político para compartir con los nacionalistas la voluntad de "restar legitimidad democrática al espíritu de la transición".

La reacción del tripartito catalán no se hizo esperar. El portavoz del PSC, Miquel Iceta, enmarcó las declaraciones en la "profunda desautorización" de Piqué dentro del PP y en su falta de "margen de maniobra". ERC e ICV también atribuyeron las declaraciones a "la ofensiva del PP" y le acusaron de usar un lenguaje "propio de la extrema derecha". El presidente de CiU, Artur Mas, prefirió actuar "como quien oye llover".

CONEXION ETA Y ESTATUT Piqué admitió que sus palabras, pronunciadas ayer en el foro de Europa Press, eran "duras y contundentes" pero sostuvo que este planteamiento de Zapatero y su pacto con los nacionalistas es el que ha desembocado en el Estatut de Cataluña y que el peligro es que las instituciones acaben "como en el siglo XIX, en manos de los políticos de turno".

Después de este duro ataque, el dirigente catalán todavía se reservaba otro. El de afirmar que el jefe del Ejecutivo establece una "conexión mental" entre el Estatut y ETA. Se escudó en la prudencia para no ir más allá pero afirmó que la banda terrorista "observa" el proceso del Estatut porque "quiere saber hata qué punto Zapatero está dispuesto a ceder" ante las demandas nacionalistas.

Acto seguido, Piqué hizo gala de su capacidad pedagógica y se aplicó en poner en práctica la campaña explicativa anti-Estatut que despliega estos días el PP. Así, intentó hacer equilibrios y desgranó los males de la reforma estatutaria previniendo al mismo tiempo contra los que azuzan el anticatalanismo. "No nos interesa una confrontación sentimental que al final se convierta en territorial. Tiene que ser un debate de contenidos", insistió.

Según su opinión, el Estatut es tan intervencionista en todos los aspectos, que regula "hasta la orgía la vida de los ciudadanos de Cataluña". Dijo que es así, porque responde "a una ética y a una estética progre" y reprochó a la clase política catalana que se haya comportado "como si España no existiera".

MEDIO PP, POR EL CONCIERTO Pero la difícil posición del PP en Cataluña le obligó a dar una de cal y una de arena. Lo hizo cuando reconoció que "la mitad del electorado del PP en Cataluña apoya un sistema de financiación similar al concierto", por lo que no cargó tanto las tintas al analizar este aspecto.

También admitió la necesidad de "adaptar las instituciones a las circunstancias actuales" y subrayó, además, que el Estatut se aprobó en el Parlament con los votos de 120 de los 135 de los diputados. En este punto se distanció del secretario general del PP, Angel Acebes, quien dijo el lunes que el argumento que esgrimen los socialistas "no vale" porque se aprobó con sus votos y no se puede ser "juez y parte".