El millonario Mauricio Macri, presidente del multicampeón del fútbol argentino, el Boca Juniors, ganó ayer para la derecha otro título de envergadura: la gobernación de la ciudad de Buenos Aires. Según encuestas a pie de urna, Macri, abanderado de Compromiso para el Cambio (PRO) y uno de los hijos de un inmigrante italiano que hizo fortuna en los negocios con el Estado, le sacaba hasta 20 puntos de diferencia a Daniel Filmus, el candidato del presidente Néstor Kirchner a la jefatura del Gobierno de la capital argentina.

Buenos Aires tiene tres millones de habitantes y es el gran centro cultural argentino y regional. Aquí tienen su sede el poder ejecutivo nacional y el poder económico. Lo que sucede en esta ciudad impacta a lo largo y ancho del país. Por eso Macri, con su amplia victoria en la segunda vuelta, se erige en el principal referente de la oposición al Gobierno nacional. Y los resultados de anoche hacen que los adversarios de Kirchner se ilusionen con la (por ahora) remota posibilidad de doblegar al jefe del Estado o a su esposa, Cristina Fernández, en las próximas presidenciales que se celebrarán en el país el 28 de octubre.

COMO BERLUSCONI La ascensión de Macri a la primera división de la política tiene más de una explicación. Para algunos, este ingeniero de 47 años es una suerte de Silvio Berlusconi. Los 16 títulos obtenidos con el Boca Juniors (el último, el pasado miércoles, la siempre codiciada Copa Libertadores de América) han tenido un efecto simbólico similar al de los éxitos del Milan en Italia.

Macri había perdido las elecciones del 2003. Si esta vez ganó, con casi el 60% de los votos, se debe al aporte de Gabriela Michetti, su carismática número dos, una mujer convencida de que Argentina necesita una derecha moderna.