La primera autopista autonómica, la ARA-A1, que une la N-232 con la N-II, libra de tráfico Zaragoza, evita rodeos de hasta 60 kilómetros y está libre de peaje para los usuarios, quedó abierta al tráfico el 4 de julio para satisfacción de los municipios de la zona --entre los que se incluyen los de la Ribera Izquierda del Ebro-- y de las autoridades de la comunidad. La falta de una autorización, que debe pasar por Consejo de Ministros, impidió poner en marcha el acceso de esta vía con la autopista de Barcelona (AP-2), pero se espera que el trámite esté solventado en breve, tras lo que el enlace podrá abrirse de inmediato, pues está totalmente ejecutado.

Es la primera infraestructura de estas características que acomete el Ejecutivo autónomo en solitario: una inversión de 58,5 millones de euros y ocho años de trabajos (desde que se inició el primer estudio) han permitido ejecutar una autopista de 5,2 kilómetros con un puente sobre el Ebro de 400 metros. Enlaza directamente la N-232, a la altura de El Burgo de Ebro, con la N-II, en Villafranca de Ebro, uno a cada margen del río, y evita tener que llegar a Zaragoza y deshacer el camino en los tráficos que siguen estos trayectos. Un ahorro de 60 kilómetros que se traducirá en economía de tiempo y de dinero.

La autopista autonómica quedó abierta al tráfico hacia el mediodía de ayer, tras un acto oficial encabezado por el presidente aragonés, Marcelino Iglesias, y al que asistió un buen número de autoridades e invitados. Entre ellos, la cúpula militar, pues unidades de pontoneros colaboraron en la construcción del puente sobre el Ebro.

Unos días de espera

Por el momento, ya se puede pasar desde la N-232 en El Burgo hasta la N-II en Villafranca sin pasar por Zaragoza. Habrá que esperar unos días para poder acceder también a la AP-2, pues aunque la obra está totalmente acabada, falta una autorización del Ministerio de Fomento que debe pasar por Consejo de Ministros. La estimación es que el trámite esté resuelto en quince días, y la apertura de este enlace será inmediata.

Los alcaldes de Villafranca de Ebro y El Burgo de Ebro, José Antonio Moreno y Miguel Ángel Girón, respectivamente, destacaron la importancia de esta actuación, que será "fundamental para el desarrollo industrial de estos municipios", como destacaron.

También Iglesias se mostró satisfecho por una obra que es "muy importante para todo Aragón", porque supone una buena conexión de las vías de comunicación y permite subrayar la "gran posición estratégica de la comunidad autónoma en el noreste peninsular". Además, el presidente aragonés destacó que esta actuación supone "un nuevo modelo de gestión que ahora podrá aplicarse a los nuevos planes de carreteras de la DGA".

Este proyecto se pagará a plazos hasta el año 2035, lo que da a la Administración un margen notable de actuación. En la cantidad anual que el Ejecutivo autonómico deberá pagar a las concesionarias (1,6 millones de euros el primer año y 6,4 millones el último) ya se incluye el coste del peaje de los vehículos.

Y es que en este caso se ha optado por la fórmula del llamado peaje en sombra, lo que supone que los usuarios no tendrán que pagar por cruzarla, pero sí lo hará la Administración autonómica, según las condiciones pactadas con las empresas, que establecen un precio de 0,23 euros por vehículo y día para los ligeros y de 1,15 euros para los vehículos pesados.

Este proyecto se activó en septiembre del 2000, cuando se dio la orden de contratación del estudio informativo. En noviembre del 2003 se adjudicó la redacción del proyecto, que terminó en febrero del 2005. A finales de ese año se cerró el proceso de adjudicación de los trabajos, que empezaron en verano del 2006 y se han desarrollado en menos de dos años, plazos poco habituales en la gestión de las grandes infraestructuras.

Como detalle, cabe apuntar que una de las características de esta autopista es que la construcción del puente se ha acometido de tal forma que permitiría su ampliación a tres carriles en caso de que en un futuro se disparara la demanda, estimada en unos 6.500 vehículos diarios.

Esta es la primera de las tres autopistas autonómicas que están en los planes de la DGA. Las otras dos, la Z-50 o quinto cinturón y la que unirá Cariñena y Mallén, llevan plazos más lentos y, además, falta que Fomento se involucre.

CRÓNICA