Casablanca siempre ha estado ligado al agua y a la huerta. Así, fue una zona agrícola que en estos momentos ya queda en el recuerdo, aunque todavía se conservan reminiscencias de aquellos tiempos en el nombre de calles como El Prado, Rosas o Embarcadero, cercana a las esclusas del canal, otro de los enclaves más conocidos del barrio. Y entre éstas y la calle Embarcadero, la Fuente de los Incrédulos, que da nombre al parque más grande que hoy en día tiene Casablanca, construido en 1984.

Este monumento recuerda parte de la historia de este enclave ahora urbano, pero rural hasta 2003, en que pasó a englobarse como uno de los quince distritos que hoy tiene la capital aragonesa. El más extenso, con casi 67 kilómetros cuadrados de superficie.

Casablanca fue durante años zona de trabajo --hasta 1980 hubo huertos en la calle Embarcadero--, y también de esparcimiento de los habitantes de Zaragoza. Conocida por sus playas en el río Huerva y sus fuentes medicinales, donde muchos buscaban alivio a sus males y otros, simplemente, ratos de ocio. La belleza de este barrio quedó patente en numerosos artículos de la época, como el de García Mercadal, de 1908, en el que relataba un viaje que le llevó desde el centro de la ciudad hasta Casablanca en el tranvía de la línea 15, que fue una realidad en 1948.

También muy conocidos en el barrio fueron los Ojos del Canal, del que partía la acequia de Viñedo Viejo, que hoy da nombre a una moderna urbanización y una calle; o la de Romadera, que pasaba próxima al actual estadio de fútbol que hoy lleva su nombre, aunque ligeramente cambiado (Romareda).

Casablanca también fue un lugar religioso. En 1947 llegó al barrio el convento de Jerusalén, que se trasladó desde el paseo de la Independencia; y los Padres Pasionistas, en 1924. Ocuparon los terrenos en los que antes había una fábrica de harinas. Ahí estudiaban los futuros religiosos, compatibilizando su labor con el mantenimiento de la ermita del Pilar, que se localizaba en la calle Embarcadero, hoy desaparecida, ya que se derribó en 1979 para construir la carretera de Valencia.

La actividad urbanística en estos años era ya imparable y en 1960 comenzó a construirse la urbanización de Las Nieves, la primera de protección oficial que se edificó en Zaragoza y concalefacción central. En este momento, Casablanca tenía 4.500 vecinos --frente a los 40.000 de hoy--. En aquel año había en el barrio 293 pisos y 14 casas.

Para dar servicio a toda la zona tan solo había un cartero, que hacía su recorrido en bicicleta. Este medio de locomoción era muy utilizado por los niños ahí, que se desplazaban con ella hasta los montes de Valdespartera, donde en 1959 se rodó la película 'Salomón y la reina de Saba', que protagonizaron Yul Brynner y Gina Lollobrigida. Muchos pequeños de Casablanca hicieron de extras para esta superproducción.

Estos niños estudiaban en la Escuela Nacional situada en la calle Las Rosas; o, más tarde, en el primer colegio privado que hubo en el barrio, fundado en 1962 por Armando Burillo en la calle Las Escuelas. Él era el único profesor para los 48 alumnos que acudían al mismo.

Los vecinos de Casablanca también organizaban fiestas en el barrio en septiembre, en las que se escuchaba a grandes joteros de la zona, como Royo el Patatero, que vivía en la Torre de los Royos, próxima a la Romareda, donde se celebraba la verbena de San Roque. Además, había cabezudos y la charanga, acompañada por la alegría de la Peña Los Trompas, la primera que se fundó en el barrio.

La fiesta también se repartía en las numerosas tabernas que había en el mismo, y en el Casería Aragonés, un establecimiento situado junto al canal en el que actuaban figuras de renombre de aquel entonces. Su proximidad al canal hizo que en más de una ocasión alguno de los invitados a la fiesta acabara la fiesta "refrescándose" en las aguas del mismo.

También fueron célebres las primeras cabalgatas de Reyes Magos en el barrio, o las representaciones teatrales de la Asociación Tomás Pelayo; y los paseos en barco por el canal, por el que llegaban pasajeros y mercancías.