El 1 de Mayo sacó a la calle a miles de trabajadores en distintas localidades aragonesas. La manifestación más numerosa se celebró en Zaragoza, con mayor asistencia que años anteriores. Y los sindicatos denunciaron que el crecimiento económico se está yendo íntegramente al bolsillo de las minorías y las élites del país. La anunciada recuperación no se reparte con justicia. Los líderes de las centrales han hecho una advertencia a los empresarios: les van a someter a un «calvario» de conflictos si no suben los salarios. Una amenaza que eleva el tono sindical y augura tensión.