Si el pasado viernes los virus gripales se apoderaron del grupo popular en el Ayuntamiento de Zaragoza, provocando incluso que el concejal Sebastián Contín tuviera que abandonar la comisión en la que participaba a primeras horas de la mañana, el fin de semana hizo milagros con la patología. El lunes, sin ir más lejos, el mismo edil aterrizaba en Zaragoza en un vuelo procedente del aeropuerto belga de Charleroi. Sería un simple catarro.