Coincidiendo con las fiestas, dos jóvenes maestras; la actual Regidora de Cultura de Jaulín, una madre y los dos últimos escolares, los primeros que ya no podrán estudiar en su pueblo, van sacando de la escuela, libros, cuartillas, papeles y material escolar de todo tipo. El director del centro está en otra habitación. Lo último en retirar son unos juguetes, el mapamundi y un panel con fotos de los niños de los últimos cursos, sujetas con chinchetas. Ya he tomado fotografías, dice una maestra. La concejala ha sacado también testimonio gráfico. Es una escena con cinco personas muy serias, se diría que acongojadas, aunque los más tristes son los dos niños, a punto de echarse a llorar: una niña con cara de muy lista y preciosa, en la edad de disfrutar de las fiestas (hubo hinchables y actividades infantiles en la plaza del Ayuntamiento); y un niño bastante más pequeño que contempla todo con ojos tristes y despiertos. Ya está todo. ¿Nos llevamos la pizarra? No, la dejamos. ¿Y las mesas? Pronto llegan unos hombres y empiezan a cargar la furgoneta con los enseres. En esa furgoneta se va a marchar una parte importante de la historia de Jaulín. De la vida del pueblo. El mapa-mundi es lo último que se mete. Encima de todo. ¿Cabrá?

Hace doscientos años, en el curso 1814-1815, recién salidos de Aragón los franceses, siendo alcalde, Antonio Tardez; regidores, Ponciano Julián y Miguel Ansón; diputados del Común, Juan Baylera, Manuel Aliaga, José Burillo, Valero Ortín, Antonio Lobera, Domingo Burdío, Javier Tena, y Pedro Cristobal (es importante citarlos a todos, porque sus actuales descendientes todavía viven en Jaulín y han estudiado en la escuela), se abrió la Escuela de Primeras Letras. Solo para niños. Las niñas llegarían varias décadas más tarde. "Como maestro fue nombrado, Don Manuel de Val. Que era además, Fiel de Pesos y Longitudes, y secretario del ayuntamiento. Él mismo, actuando como secretario, dio fe de que "en este pueblo no hay dotación señalada de Propios ni de ningún otro ramo para la educación de la juventud. Ni para procurar alimentos y vestuarios; y para que conste" (-). "Y con respecto a Fiel de Pesos y Longitudes no hay previsto ningún pago".

Por una encuesta de 1816, de Mateo Cortés, se constata que en Jaulín, "-hay una Escuela de Primeras Letras sin dotación alguna. Que carece de todo. El pueblo se hace acreedor, así por las circunstancias como por la población" (-) "los medios más apropiados para la Escuela deberían proceder del fondo de Propios".

Pero desde el principio de curso, Fernando VII había restaurado el Absolutismo, y por Orden Real, la "Dehesa de Propios, de Jaulín pertenecía personalmente al Rey de España, junto con la Tienda, la Taberna, la Panadería, la Casa de Carnicería, las hierbas de los campos y todos los pinos." La situación contractual del maestro era "temporal". En 1815 se concretaron sus condiciones:

--Que ha de enseñar a los muchachos que concurran a la Escuela, desde cuatro hasta diez años a hablar, escribir y contar, ayudar a misa, Doctrina Cristiana; y que deba estar en la escuela dos horas por la mañana y dos por la tarde.

"--Que se le pagará por cada muchacho seis pesetas (era por curso), doce si escriben, y diez y ocho si cuentan; y si hay dos en una casa, se le pagará por el más adelantado." (-) "Y esto se deberá, vayan o no a la escuela."

"--Es pacto que cada vecino ha de pagar tres almudes de trigo puro, con la condición de que sepan escribir y sacar una cuenta."

En el recuerdo quedan ya muchos de los maestros y maestras que han ido formando a todos los habitantes. Mientras suenan las charangas de las fiestas, voy preguntando a los más mayores y buscando respuestas sobre sus recuerdos escolares, que en general son bien satisfactorias. Algunos se acercan. ¿Qué recuerdos guarda de sus maestros? Buenos, muy buenos. Yo tuve a Don Jesús. Don Jesús Ayud. Que se hizo muy viejo. ¡Qué hambre pasó ese señor! Tenía muchos hijos. Cuando le dábamos los panes, algunas veces se iba andando hasta Zaragoza, para llevarlos. Era muy buena persona; y muy bueno con los números. Sobre cuentas no nos ganaba nadie a los de Jaulín. Dicen que estuvieron a punto de fusilarle, pero que se salvó. Y trabajó aquí muchos años. Me voy acercando a otros vecinos: no se olvide de Dña. Blanca, muy buena maestra; y Don Crescencio. Y Don Tomás, Doña Gloria, que se ocupaba de las niñas, Don Juaquín- Había uno, que era tan pobre que se traía a clase peladuras de naranja. Las iba sacando del bolsillo y se las iba comiendo. Y Doña Teresita, Doña Concha. ¡Qué buenos recuerdos tengo!

La Escuela de Jaulín era de las pocas que en Aragón estaba integrada en la normativa de los Cotos Escolares, una de las instituciones más avanzadas en materia educativa. Durante años los niños y las niñas se ocuparon de los animales de La Balsa y los alimentaron. El pueblo fue Premio Nacional de Medio Ambiente.

La joven madre que estuvo en el cierre de la escuela se llama Virginia Marco; la Regidora de Cultura, María Pilar Burdío; las dos maestras, Doña Estíbaliz y Doña María Pilar; el director, Don Sergio; y los dos niños que ya no estudiarán en Jaulín, Isabel Simón y Álvaro Simón.

Profesor Emérito de Sociología