La concesión anual de las estrellas Michelin despierta en España gran expectación. Menos en Aragón, donde las notas que miden nuestra excelencia gastronómica son tan bajas que, si no contásemos con Huesca, esto se quedaría en casi nada. Supongo que por eso los astros asignados, de uno en uno, a cinco restaurantes tierranoblenses (el no va más) acaban siendo noticia de relleno, breve o mención remitida a las páginas dedicadas a la oferta hostelera.

Pero el quid de la cuestión está en preguntarse (preguntarnos) cómo es posible que un territorio con no poca tradición culinaria, buenas materias primas, una gran ciudad que suele convocar congresos y eventos y unos interesantes atractivos paisajísticos y culturales (desde el Pirineo al Maestrazgo) reduzca su presencia en la guía más famosa del mundo a tres restaurantes en Huesca capital (Tatau, Lilias Pastia y las Torres), uno en Zaragoza (La Prensa) y otro en la localidad turolense de Tramacastilla (Batán). Ya sé que además existen otros establecimientos no menos interesantes o sobradamente correctos (ahí están, solo en la capital, Uasabi, Urola, Casa Pedro, El Gamberro, el ya clásico y solicitadísimo La Senda y algunos más). Sin embargo son muchos (legión) aquellos otros cuya oferta se circunscribe a lo muy normalito, lo mediocre o lo claramente desastroso. Tal fenómeno parece consecuencia forzosa y directa de un nivel general (tanto de la oferta como de la demanda) tirando a medio-bajo.

A lo mejor, todo esto les parece a ustedes una bobada. Con la de cosas que pasan, y yo sacándole punta a la gastronomía y las pijadas. Pero hay hechos y circunstancias que tienen un enorme valor simbólico. Esta es una de ellas. Y si quieren algo más sustancioso, tomen nota de que Aragón también fue (durante el Gobierno Rudi) la comunidad española con menor inversión en cultura. No es que quiera, trayendo esto a colación, culpar a doña Luisa Fernanda de que estemos tan flojos en lo que al buen comer se refiere. Pero todo tiene que ver. Las cinco estrellitas, solitarias, nos delatan. H.