Nada nuevo bajo el sol (nunca mejor dicho). Para los españoles el paro continúa siendo la principal preocupación (64,3%), seguida de la corrupción y el fraude (38,5%) y los políticos y los partidos (22,2%), lo que un CIS más no habla bien de nuestros representantes públicos en general ni de su capacidad para zanjar una lacra que nos cuesta a todos 90.000 millones de euros al año. Hay problemas que son como el dinosaurio de Monterroso: siempre están ahí. Inamovibles. Principalmente porque nadie acierta a dar con la solución.

Lo que sí parece que han variado son las inercias, mucho más volátiles que hace unos años. Los sondeos pasan ahora de amigos a enemigos en cuestión de semanas, como ha confirmado este primer CIS de después de la moción de censura que mandó a Rajoy a registrar propiedades y al PP a la lona. La propaganda machacona se tornó insuficiente para un partido que buscó una salida rápida a través de las primarias (herramienta de la que se reían hasta hace nada) que terminaron por encumbrar a Casado. No fue precisamente el más votado por la militancia (escasa, por cierto) pero sí por los compromisarios, es decir, los que luego se reparten el pastel. Eso sí, ni un debate, argumento o explicación programática. Al nuevo líder popular y compañía les basta con evocar las banderas de los balcones.

Lo del PP es para estudiar en un máster de Ciencia Política, pero no es el único. En general, los partidos han decidido que en un tablero confuso y cambiante la prioridad es ganar votos en jardines afines y que mostrar la ideología es una traba. Los de derecha repiten que derecha/izquierda ya no es un referente útil; los de izquierda hablan de transversalidad. Casado tendrá que enfrentarse primero a un Rivera que unas veces parece su álter ego y otras su némesis y a su no partido al estilo Macron. Cs se construye mediante la simple cooptación y no a través de la militancia o las ideas, donde la disidencia se purga con naturalidad y sin ruido.

Por el otro ala, Podemos también se desinfla. Quizá su futuro y la confianza de sus electores no pase por la vieja y jerárquica solución de falsa unidad salida de Vistalegre II, y sí por apoyarse en confluencias autónomas, como ha evidenciado Teresa Rodríguez en Andalucía, más fieles al espíritu 15-M que les lanzó. Pero el gran triunfador de este CIS ha sido el PSOE de Sánchez, quien se ha ido de vacaciones montado en un cohete. Menos mal que astronauta para pilotarlo no le falta. H *Periodista