Asistimos a un espectáculo inédito, a una novedad que tiene categoría histórica: la división de la derecha; desde ahora, las derechas. Esto no había pasado no sé si nunca, pero jamás en los últimos ochenta o noventa años. La España conservadora cerró filas tras la Monarquía y Primo de Rivera (padre). Antes había aplaudido al unísono la ruinosa guerra en Marruecos y la imposición del orden público mediante la Ley de Fugas; después apenas se fracturó tras la llegada de la República. Al frente de la CEDA, Gil Robles propuso con éxito una alternativa reaccionaria, corporativista y protofascista. Y es sabido que durante la Guerra Civil Franco tuvo a su favor una retaguardia unida y disciplinada, en la que requetés, carlistas y las demás fuerzas derechistas se integraron sin rechistar. Los cuarenta años de dictadura fueron posibles porque esa integración se mantuvo por encima de rivalidades secundarias. Durante la Transición hubo también grietas, pero el fracaso de la UCD y la refundación de AP sobre los restos del naufragio permitió de nuevo consagrar la unidad: desde la extrema derecha hasta el centroderecha. Casi sin fisuras.

Eso se ha acabado. No solo por la emergencia de Ciudadanos, sino también porque el PP se está descomponiendo y dividiendo. El duelo Sáenz de Santamaría-Cospedal hará saltar chispas. Rajoy se ha ido dejándolo todo patas arriba y sin facilitar una transición pacífica mediante el correspondiente dedazo. En una organización tan jerarquizada como el PP y en una cultura como la conservadora, habituada a la disciplina, reponer el liderazgo mediante un procedimiento democrático será complicado y borrascoso.

Lo curioso es que, al final, tras hacerle tantos ascos al igualitarismo, la paridad y las reivindicaciones feministas, el PP se aboca a tener por vez primera una presidenta y candidata a serlo del Gobierno. Al frente, una mujer. Otra gran novedad. Tal vez la única, porque ambas aspirantes vienen del rajoyismo y a él se remiten. Evocan una hegemonía electoral que ya no volverá. Y Mariano... en Santa Pola. A lo suyo.