"España no es el lugar que un niño eligiría para nacer". Con es contundente frase Save the Children en España ha resumido su descarnado retrato sobre la situación de la infancia en nuestro país. Los datos son vergonzosamente reveladores: el 30% de los niños están en el umbral de la pobreza; la tasa de fracaso escolar es la más alta de la UE; el desempleo juvenil afecta a uno de cada dos jóvenes y más de 3.700 menores han sido víctimas de abusos sexuales. Un panorama desolador que exige, más allá de reflexiones teóricas, políticas específicas de lucha contra la pobreza infantil que vayan con partidas económicas suficientes para que puedan llevarse a cabo. La inversión en la infancia más desvalida es la que establece la calidad de desarrollo de una sociedad y la de su futuro. El desafío es global y requiere una respuesta colectiva. La nueva agenda política tras el 26-J debería incorporar un pacto de Estado para la infancia que impida que los niños de hoy sean los pobres del mañana.