Hay veces que las administraciones se empeñan de dificultar los derechos democráticos de los ciudadanos sin venir a cuento y a pesar de que cada año se cuentan con mejores y más fiables herramientas tecnológicas para garantizar la seguridad y la autentificación. Eso es lo que ha ocurrido con el voto por correo de los españoles que residen temporalmente en el extranjero. Hasta ahora solicitabas las papeletas por correo, elegías la que querías y las depositabas mandabas. Ahora, los españoles que viven, trabajan o estudian fuera de las fronteras españolas --que cada vez son más-- deben de darse de alta en el Consulado para tener derecho. Esas trabas son las que provocaron, por ejemplo, que en las últimas elecciones se registraran solo un tercio de los votos habituales. Hay quien se empeña en poner piedras al voto.