Matricularse en una oferta educativa no puede convertirse en un salto de obstáculos que termine con los estudiantes o sus familias haciendo colas a la intemperie desde la noche anterior para acceder a las vacantes. Eso ha ocurrido en el Servicio Provincial de Educación en Zaragoza para entrar en alguno de los ciclos de Formación Profesional. El proceso que lleva a los afectados a tomar esa iniciativa debería sacar los colores a Educación. La consejería, que aboga por impulsar la FP, debería reaccionar y dotar a los centros de las plazas requeridas o establecer otro método de selección.