Cuando ponen en la tele películas históricas, hay que prepararse a ver las mixtificaciones más surrealistas (imagínense a John Wayne encarnando a Gengis Khan en El conquistador de Mongolia y ya no tengo que ponerles más ejemplos). Pero la Historia, digan lo que digan tanto los revisionistas neocon como los marxistas irredentos, no es un constructo que cada cual puede fabricar a su antojo por razones ideológicas o aficiones patrióticas. Y pasa lo mismo con la información, que ahora se confunde con la opinión sesgada (según aquel argumento del Tea Party norteamericano, cuyos voceros popularizaron la réplica «ese será su criterio» cuando alguien les rebatía con datos irrefutables).

Solo unas pocas películas basadas en hechos reales (y las hay excelentes en ese sentido) respetan aquello que los historiadores han constatado. Pero, claro, Hollywood fabrica ficción, y hasta hace poco a ningún productor se le ocurrió que era preciso ceñirse a los datos ciertos y probados... y a la valoración razonable y consagrada de los mismos.

Pero, películas aparte, la Historia tiene sus reglas. Por eso es incomprensible que MIguel Ángel Lafuente, diputado del PP en las Cortes de Aragón, crea que una Ley de Memoria ceñida a la pura esencia de los acontecimientos y a la interpretación democrática viene a «idealizar a la II República» desde un supuesto «sectarismo de izquierdas». No, querido amigo, no se trata de idealizar sino de reconocer que la II República (con todos sus fallos y sus yerros más aborrecibles) tenía razón frente a un adversario intrínsecamente perverso. Es lo que ocurre en el mundo civilizado respecto de la II Guerra Mundial (de la que nuestra contienda civil fue uno de los aperitivos): nadie ignora que los aliados masacraron a cientos de miles de civiles con sus bombardeos, pero su causa fue, pese a todo, justa... porque su enemigo era absolutamente criminal. Esta es la versión indiscutible basada en hechos clamorosos que solo los neonazis intentan negar. ¿Acaso, comparten Lafuente y los suyos ese mismo negacionismo?