Hemos venido aquí empujados por el hambre" dijo una de las voces alzadas. "No tenemos vestidos, ni grasa, ni pescado, ni legumbres. Escriban esto al faraón, que nos dé nuestro sustento". Llevaban tres semanas sin cobrar por su trabajo en la construcción de la pirámide de Ramsés III en la aldea egipcia de Deir el-Medina. Era el año 1166 a.c. y se considera la primera huelga documentada en un papiro conservado en el Museo Egipcio de Turín. La palabra huelga no existía ni los teóricos habían escrito sus obras sobre la plusvalía y el capital. Pero no hizo falta, en la raza humana late un innato sentido de supervivencia que a veces se sustancia en adaptarse y otras en lo que Ernst Bloch. refiere como "la carencia de aquello con lo que se sueña no causa menos sino más dolor. Cualquier cosa que oprime y debilita, tiene que ser eliminada. Tener solo un respiro no bastó nunca a la larga".

Alguien tan poco sospechoso de izquierdista como Henry Ford, inventor de las cadenas de producción, dijo que quería obreros capaces de pagar los coches que salían de sus fábricas. Hoy, la afirmación parece revolucionaria para quienes se afanan incasablemente en volver al pasado eliminando derechos básicos.

Se equivocan. La percepción social de una heroica huelga como la de los trabajadores de limpieza del Salud que hoy habrá cumplido 21 días es, precisamente, que es justa. Tendemos a admirar o envidiar a los distintos pero es con los iguales con quienes nos identificamos. Para impedir que la gente entendiera la justicia de esta huelga la patronal ha recurrido a ruines tácticas de publicidad pagada para limpiar su imagen (sucia para mucho tiempo) y mostrar sus obscenos objetivos.

PERO LA CALLE y las redes no trabajan igual cuando quieres hacer rodar una bola. Cualquiera ve los hospitales. Cualquiera sufre el paro y el impago. Cualquiera sabe de la escasez y el maltrato. Cualquiera publica en twitter. Cualquiera entiende que las limpiadoras reclamen un máximo limitado de sobrecarga laboral diaria, mínimas condiciones laborales que no las conviertan en lumpen, y un convenio que no les reduzca el sueldo, cuando la empresa cobra de la Administración. Una Administración representada aquí por el consejero de salud, Ricardo Oliván, al que su puesto le viene grande. Una afirmación que le molesta especialmente porque, a veces, nada hay más amargo que la verdad.

En este conflicto hay una clave básica: hacer sufrir a las limpiadoras hasta diciembre cuando la empresa pueda hacer la oferta más barata en el nuevo concurso de adjudicación del servicio porque se tenga a las más baratas y sometidas. Y eso no.

PENSABAN QUE siendo un colectivo tradicionalmente depauperado y al que se le asignaba poco valor ideológico, que no eran "la fuerza" del metal, sería fácil dominarlas. Pero se han encontrado con una lección de dignidad. Ellas son importantes y se bastan y sobran. Queda mucho por devolver de esa plusvalía afectiva a quienes hacen trabajos considerados complementarios y de segunda, aún por otros trabajadores y trabajadoras. Pero no. Sofisticaremos las maneras de pelear pero si me vas a robar en la jeta, me tendrás enfrente. O me tratas como merezco o ahí está tu mierda.

Las quejas de los trabajadores de Deir el-Medina hace más de 3.000 años fueron escuchadas. Luego, los acuerdos incumplidos. Hubo más huelgas. Y así de milenio en milenio. Si ve una limpiadora en el hospital o el centro de salud, apóyela. Es usted.

Periodista y activista. Blog.fernandorivares.com