Las comunidades despobladas lo tienen claro. Para detener la sangría no solo hace falta planificación pública, sino estímulos directos a quienes apuesten por la vida en el medio rural. Y el más claro es el incentivo fiscal. Si la semana pasada, en Huesca, comunidades como Valencia, abogaron por exenciones impositivas en los pueblos, ayer fueron los representantes de Aragón y de Castilla La Mancha en un encuentro interregional en Teruel. La comisionada del Gobierno central para los desafíos demográficos, Edelmira Barreiro, tiene que tomar nota y hacer suya esta reivindicación.