El Gobierno de España, que ha tomado y toma muchas otras decisiones además de la aplicación del ya famoso artículo 155, ha promulgado un real decreto por el cual se reserva la última palabra si de cerrar una centrál eléctrica se trata. ¿Y por qué esta cosa? Pues para impedir que Iberdrola clausure un par de térmicas donde se quema carbón a granel. La noticia coincidió con la presentación en Bonn, en la Cumbre del Clima, de sendos estudios que advierten del incremento de emisiones de CO2 durante 2017. Al tiempo, la ONU pedía que se abandonen los combustibles fósiles. Pero en la piel de toro, donde los efectos del calentamiento global son ya críticos y amagan catástrofes incontrolables, los jefes se pasan la sensatez por el forro.

La majadería cunde mogollón en este mundo traidor e hipercomunicado. Así que podemos pasarnos el día en un flipe total. ¿A ustedes, por ejemplo, qué les parece esa historia que pretende adjudicar a los hackers y robots de los servicios secretos rusos y al periodista Assange, recluido desde hace años en la embajada de Ecuador en Londres, el supuesto éxito en las redes globales del relato independentista catalán? Por mi parte lo encuentro tan inverosímil como la relevancia que los medios españolistas conceden al conservador Albiol, cuya presencia política en Cataluña es (y seguirá siendo) irrelevante... o como las fantasías de los secesionistas, que hoy se disipan, ¡a buenas horas!, como el humo de un cigarrillo electrónico.

Resulta chocante, indignante y alucinante que los del PDECat y los de Esquerra y el Puigdemont y la Forcadell caigan ahora en que, uy, a lo mejor no estaba el patio para proclamar la república, que no había condiciones, que era prematuro. ¡Pues vaya un descubrimiento! No solo era así, sino que además el espíritu aventurero y el infantilismo de los dos partidos citados, de la CUP y de las entidades sociales separatistas ha reactivado el conflicto nacional pero en dirección inversa, han dado alas a la nueva derecha (Ciudadanos) y han dejado muy tocada a la izquierda. Terrible insensatez.