La aparición de internet y la revolución digital son los hechos más importantes en las tres últimas décadas, por la cantidad de información que generan, tal como destaca Robert W. Mchesney en su libro Desconexión digital. Cómo el capitalismo está poniendo a Internet en contra de la democracia. Título muy explícito. Eric Schmidt de Google considera que para grabar digitalmente toda la producción cultural humana y toda la información producida desde el inicio de los tiempos hasta el 2003, sería necesarios 5.000 millones de gigabytes. En 2012, los vídeos subidos a Youtube se habían doblado desde 2010, hasta alcanzar 180.000 largometrajes semanales. En menos de una semana Youtube produce más contenido que todas las películas y los programas de televisión producidos por Hollywood en toda su historia.

Según We Are Social en enero de 2015 de los más de 7.210 millones de habitantes del planeta, 3.010 tienen acceso a Internet y 2.078 usan las redes sociales; 3.649 el teléfono móvil y 1.685 acceden a las redes sociales a través de estos. A inicios de 2015, los españoles somos los europeos que más tiempo pasamos ante la pantalla del ordenador: unas 7,2 horas al día. Internet forma parte de nuestras vidas, sin el cual nos resultaría difícil entender nuestra existencia. Sirve para comunicarnos, para recabar información, para satisfacer nuestras ansias de consumo.

Existen dos tendencias a la hora de valorar internet: los optimistas y los escépticos. Una síntesis de la primera oleada de optimistas de los 90: "Expertos, políticos, funcionarios, empresarios y periodistas predijeron que Internet transformaría el mundo; revolucionaría el mundo empresarial y traería una explosión de prosperidad. Inauguraría una nueva era de democracia cultural en la que los prosumidores (fusión de productores y consumidores) tendrían el control. Esto rejuvenecería la democracia, mediante un gobierno directo a través de referéndums populares. Mundialmente los débiles y marginados se empoderarían, y se derrocaría a los autócratas, reordenando las relaciones de poder. El medio global de Internet haría el universo más pequeño, propiciaría el diálogo y la comprensión entre naciones. Sería una fuerza imparable, como la imprenta, cambiaría la sociedad para bien".

En cuanto a los escépticos, Shaheed Nick Mohammed niega la idea de que Internet esté extendiendo mayores niveles de conocimiento. Al contrario, sirve para promover la ignorancia tanto más que el conocimiento. Todos los estudios confirman que las personas jóvenes de hoy en USA son "la generación más estúpida, asombrosamente ignorante sobre educación cívica, historia, geografía, ciencias, literatura"... Además de degradar la democracia, como consecuencia del control político de las comunicaciones por la red.

Hay un aspecto que pasa prácticamente desapercibido, ya se han preocupado que fuera así las grandes corporaciones vinculadas con el mundo digital. La verdadera historia de internet ha quedado sepultada en una amnesia colectiva y suplantada por la mitología del libre mercado. Todo el mundo de la comunicación digital fue propiciado y desarrollado mediante investigaciones financiadas y dirigidas por el Gobierno de EEUU --sufragadas por los impuestos de los ciudadanos-- durante las décadas posteriores a la II Guerra Mundial, a menudo realizadas por el ejército y las universidades públicas más destacadas. Si se hubiera dejado el tema en manos del sector privado, es probable que Internet no hubiera existido nunca.

El tipo de investigación básica que genera innovaciones como internet es un bien público y las empresas privadas tienen pocos incentivos para producirla. Sin la presión de obtener beneficios a través de la investigación, la investigación tutelada por el gobierno puede mantenerse largos periodos de tiempo. Los laboratorios de investigación de las corporaciones casi nunca invierten en tecnología que podría perjudicar su dominio económico. Para el pensamiento corporativo, el papel adecuado para el gobierno es hacer las grandes inversiones iniciales y asumir todo el riesgo. Cuando surjan aplicaciones rentables, el gobierno debe dejar que los intereses comerciales tomen el control y amasen el dinero, y a partir de este momento el mundo empresarial empezará a quejarse de la "insoportable" carga impositiva gubernamental y de la "asfixiante" regulación como una insoportable interferencia con el trabajo productivo del sector privado.

A pesar de todos los logros, internet no ha sido capaz de cumplir gran parte de las promesas que se pensaba: mercados más competitivos, empresas más responsables, un gobierno abierto, el final de la corrupción por la expansión de la trasparencia informativa y una disminución de la desigualdad; o sea, una mayor felicidad humana. Si en los últimos 20 años internet ha mejorado el mundo tanto como sus defensores predijeron, produce pavor pensar cómo hubiera sido el mundo sin él. El contraste entre el sueño y la realidad es que los utópicos no comprendieron que internet entraría en conflicto con los poderes capitalistas. James Curran sostiene que el capitalismo dio forma a Internet más que a la inversa, y que si Internet se mantuviera como un servicio público, es probable que tuviera una posición marginal.

*Profesor de instituto