«Recibimos una herencia demasiado pesada» en política de depuración, dijo ayer el presidente Lambán, tras anunciar cambios en el polémico Impuesto sobre Contaminación de las Aguas. El objetivo es clarificarlo para que sea comprendido por los aragoneses, y particularmente por los zaragozanos. Loable objetivo, que, no obstante, no parece que lleve aparejado que una buena parte de los zaragozanos deje de considerarlo, como ahora, injusto y discriminatorio.