El buhobús, transporte nocturno público que utilizan cada fin de semana en Zaragoza unas 6.500 personas, será gratis a partir de este viernes. Desde su implantación en la pasada legislatura, el servicio ha ido ganando adeptos. Por un lado, por la comodidad y la seguridad de la vuelta a casa sin coger el volante. Por otro, por las notables deficiencias en el servicio de taxi y la decisión, parece que firme, de no incrementar el número de licencias para cubrir estas lagunas. Así, la noticia es un espléndido aldabonazo que permitirá incrementar el uso de este servicio nocturno que --no será baladí-- ha contribuido a mejorar las estadísticas de accidentes nocturnos en festivos.

Pero dentro del Plan de Movilidad Sostenible firmado por los socios de gobierno, se incorporan medidas más ambiciosas que, a la postre, están llamadas a garantizar unas mejores condiciones para los desplazamientos en la ciudad. Es el caso del tranvía Norte-Sur y del metro Este-Oeste, cuya redacción de proyectos ha sido adjudicada esta semana por PSOE y PAR. Estos sistemas de gran capacidad, junto a medidas complementarias como los aparcamientos disuasorios, los carriles bici o los nuevos sistemas de información al ciudadano sobre el tráfico y los servicios complementarios han de permitir el salto definitivo de una urbe que ha crecido en extensión --duplicando el espacio habitado en los últimos 20 años--, pero no en fórmulas de transporte colectivo. Y conviene recordar que entre tanto se resuelvan los condicionantes técnicos y económicos que han de superarse para la implantación de las primeras líneas de tranvía y metro, es hora de reordenar las líneas de TUZSA, manteniendo la apuesta por los carriles exclusivos para el gran medio de transporte público que es y seguirá siendo el autobús.

En este contexto, se impone un acuerdo de mínimos entre todos los partidos representados en el ayuntamiento, entre las entidades ciudadanas, asumido también por el Gobierno de Aragón a través del consorcio creado la pasada legislatura con Zaragoza y los municipios metropolitanos. El PAR, que ha pasado sin despeinarse del idealismo grandilocuente de la campaña al pragmatismo descarado del gobierno, ha sido el primero en ceder sobre sus posturas iniciales. Ahora le toca al resto de los partidos mover ficha, aunque el PP ya ha dejado claro que no acepta la solución del tranvía por el centro y por el Casco Viejo. La ciudad está en plena transformación y no puede perder la oportunidad después de la Expo. El tranvía es perfectamente compatible con el suburbano y con el tráfico privado si se ejecuta bien. Y además es viable económicamente. Ahora solo falta que los técnicos aporten las soluciones adecuadas para evitar problemas. El ciudadano necesita creerse que el metro o el tranvía no son meras armas arrojadizas de los políticos.