A cada lado de la orilla del Ebro se escuchan dos voces: la de los afectados, cuyas lágrimas y desolación son la punta de la crecida del dolor atemporal, y la de los políticos y técnicos, escudados tras elevadas motas de imprudencia, desconocimiento, dejadez, irresponsabilidad y falta de respeto en las reflexiones. El desconsuelo del alcalde de Villafranca viendo ahogado su municipio puede tomarse como icono de todos los habitantes que han sufrido y seguirán sufriendo en sus propias tierras el castigo de las inundaciones. De su garganta, cortada de cuajo por la impotencia, han salido verdades como puños de hombre llano y directo. "Han tenido años para hacer algo el PSOE, el PP, el PAR... y los políticos no han hecho ni han querido hacer nada. Nos tratan como a los tontos del pueblo".

La riada se ha llevado cosechas, animales y hogares y la presidenta del Gobierno ha resumido esta tragedia con esa habilidad que distingue a los que nadan y guardan la ropa muy lejos del río, de la realidad. "Esto no es una ciencia exacta. Los técnicos me han dicho que el río ha tenido una evolución diferente, extraña, un comportamiento distinto". Un Expediente X, vamos. Tiene toda la razón del mundo don Roberto González, nos tratan como a los tontos del pueblo. Ponen cara de acelga remojada por una solidaridad farisea, prometen devolver lo perdido en una oficina de reclamaciones y se pasan el testigo de las responsabilidades.

La naturaleza se caracteriza por su independencia, por su carácter indomable, por su personalidad para crear y destruir sin conciencia. No es sencillo ponerle riendas a su salvaje, terrible y hermoso capricho, pero después de una jornada devastadora y tras repasar un buen número de testimonios de uno y otro margen, se puede concluir que los asesores de primer nivel no trabajan para la DGA ni para la CHE ni para el ayuntamiento de Zaragoza. Viven en el campo, conversan con la lluvia y el sol y poseen el olfato de la experiencia que no se adquiere en la escuela. Son los paletos cum laude. Los hombres de negro de Rudi le han dicho que el Ebro ha tomado decisiones como si fuera gestionado por un consejo de administración. Los hombres de la tierra llevan décadas insistiendo en que hay que dragar el río, en que se deberían de haber tomado medidas de prevención mucho antes de que se produjera esta catástrofe.

En el fondo, los tontos por naturaleza y por estudios que no incluyen la asignatura de la proximidad a las personas son quienes gobiernan sin salir de palacio, los que cruzan el puente sin saber que hay debajo. En la otra orilla del Ebro, la mayoría de los políticos son los tontos del pueblo que no con el pueblo. Pero a ellos no se les lleva las avenidas de las dimisiones o los ceses por incompetencia o vergüenza. Flotan en la impermeabilidad a las críticas mientras vecinos, bomberos, UME, voluntarios, Cruz Roja, Guardia Civil y Potección Civil se juegan la vida con un valor y una abnegación extraordinarios.