La votación de ayer le pilló con la gripe al portavoz de la CUP catalana, Antonio Baños. Pero con virus o sin ellos, el colega se lo está pasando de miedo. Va y viene por los pasillos y escalinatas del Parlament esbozando un sonrisa irreprimible, rodeado de cámaras y micrófonos cual estrella de cine. Es un tipo simpático y maneja con habilidad una ironía demagógica (o una demagogia irónica). La mejor arma para un anarco postmoderno, capaz de relacionar la construcción hoy de una república soberana, catalana, libertaria y asistémica con la tradición histórica austracista, románticoburguesa e incluso carlista. Así, en el contexto de esta y otras alucinantes empanadas, el conflicto catalán pasa sin transición de la tragedia a la comedia. Y si no fuera porque la situación va a tener consecuencias muy serias para todos, podríamos empezar a reírnos de esta secesión blanca, de papel y mentirijillas, que tanta satisfacción le está produciendo... a Rajoy.

Antes de dar por sentado que el Parlamento de Cataluña está haciendo Historia o que la hacen el Gobierno de España, la Abogacía del Estado y el Tribunal Constitucional habríamos de darle la razón al que afirmó que la Historia se ha acabado. A lo mejor yo estoy embebido aún en la Edad Contemporánea, cuando la liberación de los pueblos (a través de la revolución y la independencia) se obtenía tras dramáticas secuencias de idealismo, heroísmo y adhesiones populares casi unánimes, con líderes indiscutibles conduciendo a las masas. Aquí, de eso no hay nada: ni héroes ni idealistas ni una voluntad ciudadana absoluta (en términos cuantitativos) ni liderazgo.

En Moncloa reina la alegría. Mariano y los suyos saben que les están poniendo el 20-D a huevo. En tal faena se luce Esquerra, que ya hundió a la izquierda catalana boicoteando el Tripartito desde dentro, y ahora va a por la izquierda del resto de España. Arrimando el ascua a la sardina del PP y C's, los independentistas están zancadilleando al PSOE y Podemos. Guay.

Esta ópera bufa no es una rebelión ni una insurrección ni cosa que se le parezca. Es solo aquello que dijo el amigo Baños... ¡un pollo! De granja.