El exconsejero de Sanidad del Gobierno de Aragón Ricardo Oliván ha dejado el departamento patas arriba. No solo fueron cuestionados sus recortes, sino que la mayor parte de las medidas que anunció en su momento se han quedado en el tintero. Ha ocurrido, por ejemplo, con la aplicación de la vacuna del neumococo, cuya aplicación debía comenzar a partir de mañana. Pues bien, ni hay existencias, ni se dejó encargado protocolo alguno, ni partida presupuestaria... El resultado es que resulta imposible poner en marcha una medida tan necesaria. Como dijo el profeta, por sus frutos los conoceréis. Y los de la cosecha de Oliván son absolutamente patéticos. Mucho tajo por delante le queda a su sucesor, Sebastián Celaya, para poner en orden una consejería en la que, por sus resultados, se practicó una gestión errática.