Estadísticas o encuestas pueden parecer engañosas, pero cuando han sido realizadas con criterios científicos y con muestra suficiente no engañan. En los últimos días, encontramos un ejemplo a propósito de la vivienda, que se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los españoles y de los aragoneses según estudios de opinión del CIS y del Gobierno de Aragón. Y esta consideración sociológica, que se puede elevar a categoría de verdad, tiene su reflejo en las cifras expuestas en un estudio de La Caixa, que cifra en un 55,3% (48% para Aragón) el esfuerzo sobre la renta disponible que debe soportar una familia para adquirir un inmueble. Ante esta evidencia, difícilmente podemos dar por bueno el grácil diagnóstico del Gobierno central, alguno de cuyos ministros afirmó que si se vendían las casas era porque había ciudadanos que podían comprarlas, pese al alza de precios. Si las encuestas nos dicen que hay preocupación, el indicador de La Caixa no puede interpretarse como un mero dato. Es una señal de alarma y supone que esas familias que destinan la mitad o más de sus ingresos a pagar una hipoteca están realmente preocupadas por el futuro. Esperemos que la percepción del problema no se convierta en una premonición.