La superación de la gran recesión iniciada en agosto del 2007 ha provocado nuevos hábitos de consumo que no siempre saben discernirse de lo que han aportado cambios tecnológicos que vienen de más atrás, de finales del siglo pasado. Vuelos de una hora o algo más, en el espacio aéreo único europeo y a precios de decenas de euros por trayecto es un fenómeno consolidado que combina la competencia de aerolíneas nuevas con las tradicionales, que hace unos años crearon filiales mucho más ágiles de estructura para evitar la sangría de pasajeros que les causaban las nuevas operadoras. Los datos de Aena sobre el número de pasajeros aterrizados en España en julio --con leve superioridad de los viajeros de compañías de bajo coste frente a las clásicas (50,7% a 49,3%)-- son una evidencia de cómo evolucionan las preferencias de los visitantes. No obstante, en esta tendencia también tiene un peso decisivo la política aeroportuaria española, centralizada por Aena, que determina las tasas a pagar por las aerolíneas.