Hace años, cualquiera de los concejales de Zaragoza en Común pensaba que ocupar ese cargo era cosa simple: voluntad transformadora, actitud positiva, vocación política... y ya está. Ahora están abrumados y agotados por quince meses de pelearse con todo y con todos, de meter la pata, aprender sobre la marcha, ser zancadilleados (como ayer con el programa del Pilar'16) y descubrir, ¡oh cielos!, que administrar la capital aragonesa es complicadísimo. En esta heroica ciudad, donde el espíritu urbanita fue desbordado desde hace décadas por la marejada rural, nadie sabe qué somos ni a dónde vamos. Impulsos tan lógicos como la bici, el tranvía y las restricciones al automóvil privado (algo consagrado ya en el resto de Europa) aquí dividen al vecindario en bandos irreconciliables. Todo movimiento se torna así muy difícil. ZeC y su jefe de filas, Santisteve, deben superar su propia y exasperante bisoñez, pero también la obstrucción de los otros partidos y la sistemática enemiga del grupo socialista, donde Pérez Anadón rumia con indisimulada ira el desengaño de no haber sido alcalde cuando él creía que le tocaba.

El equipo de gobierno municipal pretende diseñar su modelo de ciudad y consensuarlo con otros grupos (se supone que con las mismas izquierdas que en su día votaron al alcalde). A mucha gente, claro, le ha sonado raro que los comunes y Podemos en general no tuvieran definido ese modelo previamente. Pero este posible sinsentido encubre un problema mayor: Zaragoza lleva décadas sin ceñirse a modelo alguno. Por eso la expansión de la ciudad ha sido desordenada, cara e irracional. Por eso existe Arcosur. Por eso los barrios tradicionales fueron abandonados. Por eso se recurrió a la fácil eventología para tirar p'alante y gastar mil en lo que valía cien. Por eso el ayuntamiento lleva tanto tiempo actuando a beneficio de los grupos de interés más poderosos, con los grandes traficantes de suelo a la cabeza.

Está por ver si ZeC atina con el modelo, y si este llega a ser aceptado por otros grupos y elevado a categoría de guía estratégica para la muy heroica ciudad. Sería un milagro, la verdad.