La Clínica HLA Montpellier acogió ayer la segunda conferencia del ciclo Aula Montpellier, impartida por la doctora Levgeniia Pastushenko, investigadora del laboratorio de Cedric Bianpain de la Universidad Libre de Bruselas. La ponencia ‘Metástasis en Carcinoma Epidermoide Cutáneo’ se centró en los últimos avances en la comprensión de esta enfermedad, uno de las formas de cáncer de piel más comunes.

Según Pastushenko, el carcinoma epidermoide cutáneo es el segundo tumor maligno más común en seres humanos, después del carcinoma basocelular, otro tipo de cáncer de piel. “Se estima que un 10% de la población desarrollará este tipo de tumor a lo largo de su vida. Sin embargo, la incidencia exacta se desconoce. El motivo es que es extremadamente frecuente y el pronóstico en la mayoría de los casos es muy bueno, por lo que no se incluye en las estadísticas de cáncer de los hospitales”, señaló.

Este tipo de cáncer de piel es más frecuente en determinados grupos, como personas que por motivos laborales han estado expuestas de forma crónica a la radiación ultravioleta (UV), pacientes inmunodreprimidos o pacientes con determinadas enfermedades genéticas.

La mayoría de estos tumores se resuelven habitualmente con cirugía, pero en un 5% de los casos desarrollan metástasis. “Sin embargo, no todas las lesiones tienen el mismo riesgo de metastatizar. Por ejemplo, los tumores que se localizan en mucosas, como labios, tienen un riesgo mucho mayor”, indicó.

La doctora habló de los muchos factores que pueden influir en el riesgo de desarrollar metástasis. Además de su localización, los tumores que se desarrollan sobre cicatrices y heridas crónicas suelen tener un comportamiento más agresivo. También influye el sistema inmune. Los pacientes que están inmunodeprimidos, debido a una enfermedad que lo produce o por un tratamiento con fármacos inmunosupresores, desarrollan tumores más agresivos. Por otro lado, existen enfermedades genéticas que incrementan de forma dramática la frecuencia de metástasis.

Pastushenko puso como ejemplo la Xeroderma Pigmentosa, una enfermedad genética que se caracteriza por una mutación en los genes responsables de la reparación del ADN y que puede dar lugar a cánceres de piel de varios tipos a una edad muy temprana que en el 100% de los casos mestastatiza, o el albinismo.

Hacia la terapia personalizada

Las posibilidades de tratamiento son también variadas y dependen a su vez de otros factores como la edad y el estado general de la localización de la metástasis, su número y tamaño.

En general, “el tratamiento de pacientes que han desarrollado metástasis consiste en quimioterapia y radioterapia, pero en algunos casos se pueden beneficiar de tratamiento quirúrgico. También, en el caso de los nuevos fármacos, la elección del tratamiento depende de las características biológicas y moleculares del tumor. Es decir, si un tratamiento específico bloquea una vía de señalización en particular, primero se tiene que comprobar que esta vía de señalización es activa en el tumor del paciente”, refirió la doctora.

La mayoría de pacientes con carcinoma epidermoide cutáneo tienen buen pronóstico y se curan tras extirpar el tumor. Pero como ocurre en otros tipos de cáncer, si el paciente desarrolla metástasis, el pronóstico empeora de forma importante.

Pastushenko explicó que “aunque los últimos años se han producido avances muy importantes en el conocimiento de los mecanismos por los que el cáncer se genera y metastatiza, y también de los mecanismos por los que resiste el tratamiento, todavía estamos lejos de poder estar satisfechos con los resultados”.

En su opinión, el futuro para los pacientes con cáncer es la terapia personalizada: “Sabemos que el cáncer es una enfermedad muy heterogénea. Un mismo tumor puede tener un comportamiento muy distinto en distintos pacientes. Además, el tumor en un mismo paciente está compuesto de varias tipo de células tumorales, que son distintos desde el punto de vista morfológico, genético y epigenético, lo que le confiere un comportamiento, agresividad y capacidad metastática distintas”.

Además, continuó la doctora, “los tipos de células distintos difieren en su respuesta al tratamiento. Por ello es esencial conocer en detalle las características de cada tumor para poder aconsejar el tratamiento más idóneo a cada paciente”.

Ensayos esperanzadores

Actualmente, las investigaciones que se desarrollan van dirigidas a comprender mejor los mecanismos que llevan al desarrollo del cáncer, al desarrollo de nuevas dianas terapéuticas y métodos diagnósticos que permitan aplicar el análisis genético en la práctica clínica habitual para dar el mejor tratamiento posible en cada caso.

La doctora Pastushenko mencionó el modelo PDX (Patient Derived Xenograft) que ha cobrado importancia en los últimos años. Este consiste en trasplantar un fragmento de tumor de un paciente a un ratón inmunodeficiente y testar distintas terapias para elegir la más eficiente, lo que se conoce con el nombre de ratón “avatar”.

“Varios estudios han demostrado que la evolución del tumor del ratón después del tratamiento se asemeja a la evolución del paciente”, dijo la investigadora. Por tanto, si el tumor vuelve a desarrollarse en el ratón también lo hará en el paciente, lo que permitiría a los médicos modificar los tratamientos antes de que esto suceda. No obstante, “de momento solo se realiza en determinados centros de investigación”, concluyó.