La goleada en el Villamarín ante el Betis certificó el peor momento del curso, una trayectoria que dejaba séptimo al Zaragoza pese a la poca consistencia de los rivales por la sexta plaza después de que el equipo sumara 9 puntos de 30, con solo un triunfo en 10 jornadas. Datos terribles cuando la temporada estaba en un momento crucial. El Zaragoza se había derruido sin remedio y en esa caída, por mucho empeño que se pusiera, las bajas no eran la causa principal, había muchos más motivos.

Ahí, cuando el objetivo de la sexta plaza empezaba a peligrar, una meta tan al alcance por la poca entidad de los rivales, el Zaragoza ha logrado levantarse. Lo hizo poco a poco, porque el derrumbe había sido importante. Lo sigue haciendo paso a paso, pero la mejoría es notable en resultados y aceptable en sensaciones, porque el equipo compite mejor que hace unas semanas, aunque eso tampoco era demasiado difícil.

Un gol de Jaime resolvió un duelo gris ante el Numancia, una victoria que sirvió para recuperar sensaciones, para volver a saborear la sensación de ganar. Para correr hace falta primero andar y el Zaragoza, en una clara crisis de confianza y de fútbol, cambió con ese triunfo frente a los sorianos la dinámica, volvió a ver la sonrisa del triunfo, algo vital cuando una mala racha está tan arraigada.

En Ponferrada, en un duelo directísimo y fundamental en la lucha por los playoffs, en un campo de los más difíciles de la categoría, el Zaragoza sacó un empate (1-1), con más consistencia que fútbol y con flojera en la recta final, además de no saber defender la ventaja provocada con el gol de Borja Bastón, pero es indudable que ofreció otro pasito, pequeño, quede claro, en su recuperación, además de regresar a la sexta plaza, la última de promoción.

Contra el Albacete, el avance trajo otros matices, el Zaragoza volvió a tirar de una pegada algo olvidada en los últimos tiempos y disfrutó de una victoria con algunas dosis de fortuna pero tranquila en el tramo final, donde además La Romareda dio muestras de querer engancharse al equipo a poco que le ofrezca, lo que el conjunto zaragocista no hacía hace unas semanas y ahora sí. Así pues, son avances, señales de progresión, y llegan en el momento adecuado.