El Real Zaragoza abordó ayer la convocatoria de huelga de los trabajadores para el sábado, fecha del partido ante el Alavés, y ve difícil, aunque no descarta, llegar a un acuerdo antes del jueves --el diálogo se mantiene--, o ese mismo día en el SAMA, para evitar que el partido se vea afectado por esa huelga. El curso pasado ya hubo que trasladar de día el choque ante el Tenerife. Ahora, entre los trabajadores subcontratados de Euroibérica y los servicios mínimos que se fijen, el Zaragoza tiene que estudiar si podría abrirse La Romareda --es posible que sí--, si bien la última decisión la tendría la Liga, a la que se le comunicaría el jueves esa huelga, una vez agotada ya la vía del Servicio Aragonés de Mediación y Arbitraje.

El club, en todo caso, asegura que la huelga carece de fundamento, puesto que desde la entidad se afirma que se ha cumplido de forma escrupulosa con lo firmado con los trabajadores en marzo después del que el Tribunal Superior de Justicia de Aragón obligara al club a readmitir a los trabajadores despedidos. Entonces, según el Zaragoza, se dispuso un acuerdo de bajas incentivadas para salidas de fijos discontinuos, de los encargados de abrir La Romareda, con la idea de dejar la plantilla de los mismos en unos 50, aunque al final llegan a ser casi 80.

En ese acuerdo no figura que el Zaragoza no pueda acudir a subcontratas para cubrir las bajas. Ese es uno de los motivos principales de la medida de los trabajadores, que aseguran que el club no atiende las peticiones de que contrate más fijos discontinuos. La huelga afecta tanto a los fijos discontinuos, los que ahora focalizan más el conflicto, como al resto de empleados de la entidad, unos 30.