El Real Zaragoza arrancó ayer la Liga de Segunda División sumando un punto en el estadio de Anduva (1-1) tras un partido que tenía controlado y en el que incomprensible dio un paso atrás en la parte final del mismo para intentar aguantar el resultado. Esto fue aprovechado por el Mirandés para empatar el encuentro. Pero todavía pudo ser peor, porque Lago Junior envió un cabezazo al larguero de la portería defendida por Bono en el minuto 92 que pudo haber significado la derrota del Zaragoza. Los jugadores zaragocistas abandonaron el terreno de juego contrariados y con rostros serios después de observar el resultado final de un partido que el que hicieron méritos para ganar en la mayor parte de los minutos.

También es cierto que el Real Zaragoza había gozado antes del tanto del Mirandés de oportunidades muy claras para haber matado el partido, pero no lo hizo y cuando pensó que tenía la victoria en el zurrón cedió mucho campo al rival y estuvo muy cerca de perder. Ranko Popovic, como ya había hecho en el descanso del partido amistoso contra Osasuna (0-1) disputado en la localidad navarra de Lerín, incrustó a Albert Dorca entre los dos centrales, Rubén y Leandro Cabrera, mediado el segundo periodo, para retrasar a Aria Hasegawa a la altura de Wilk y colocar a Marc Bertrán y Diego Rico en modo carrileros. Pero esta vez la respuesta del equipo ante ese cambio de sistema no fue la esperada y pasó de tener controlada la situación a dejar un mayor margen de maniobra en ataque al Mirandés.

Antes de cumplirse el primer cuarto de hora del encuentro el Zaragoza ya había creado dos ocasiones muy claras para inaugurar el marcador, pero Pedro y Ángel no llegaron a rematar en boca de gol los centros de Marc Bertrán e Hinestroza. El cuadro aragonés, aunque sin llegar a realizar un buen juego, no tuvo excesivos problemas para controlar al Mirandés en la primera parte. Los locales amontonaron muchos futbolistas en el centro del campo y solo llegaron al área de Bono a base de centros laterales, pero sin encontrar rematador salvo en un disparo de Lago Junior en el minuto 32. Por parte del conjunto zaragocista entró siempre con mucho peligro por la banda izquierda Pedro, a quien los rivales trataron de frenar a base de faltas.

Las cosas se le pusieron totalmente de cara al Real Zaragoza al comienzo de la segunda parte. Leandro Cabrera, tras un lanzamiento de falta de Pedro sobre el área local, desvió el balón de cabeza a la red de la portería de Raúl y puso por delante en el marcador al conjunto zaragocista. El tanto hizo mella en los jugadores del Mirandés y el Zaragoza empezó a acumular oportunidades de gol para matar el partido. En la mayoría de ellas intervino Pedro Sánchez, que unas veces no estuvo acertado en el remate y que en otras se empeñó en disparar cuando tenía a otros compañeros en mejores condiciones de hacerlo. Ortuño también desaprovechó una buena contra en el minuto 69 para haber conseguido el segundo tanto zaragocista.

Los males del Zaragoza por no haber sentenciado antes el choque empezaron en el minuto 77 y ya con el equipo jugando con cinco atrás. En ese momento, Bono evitó con una gran parada que Abdón Prats lograra el empate. Pero solo cuatro minutos después, el joven delantero batió a Bono desde dentro del área. Popovic no reaccionó e incluso mantuvo en el campo a Aria cuando daba la impresión de estar totalmente desfondado. El Mirandés, que para entonces ya jugaba con más gente en el ataque, pudo ganar el partido si Lago Junior no hubiera cabeceado al larguero un remate desde cerca en el minuto 92. De haber acabado perdiendo, la derrota del Real Zaragoza no hubiera sido justa, pero también es cierto que se complicó solo la vida.