--Ya jugó la temporada pasada en La Romareda con la Ponferradina y ahora vuelve con el UCAM Murcia. ¿Cuáles son sus sensaciones?

--Siempre va a ser una alegría jugar en ese campo, donde acude mucha gente, hay una gran afición y eso gusta a cualquier futbolista. Con la Ponferradina recibí unos aplausos que de verdad que no me esperaba pero que me alegraron mucho. A ver cómo va todo esta vez.

--Al Zaragoza llega para la 14-15 cedido por el Sion suizo y como una petición de Víctor Muñoz.

--Sí y empecé muy mal, con la peor suerte. El primer día que llegué se me rompió el aductor y después estuve varios meses siempre lesionado. Yo conocía al míster, él me conocía bien, porque me había dirigido en el Neuchatel Xamax, pero esa lesión rompió todos los planes.

--Despiden a Víctor, usted se queda y empieza a jugar con Popovic.

--Es que nunca dije que me quisiera ir del Zaragoza, mi idea era hacer toda la temporada allí, porque es un gran club y para mí fue un gran sueño cumplido poder jugar en ese equipo, buscar ese sitio en el once y tener continuidad. Tuve mala suerte, la temporada no salió todo lo bien que quería, sobre todo al principio, pero aquel año fue importante.

--Se quedaron a siete minutos de subir. ¿Se acuerda de ese partido en el Estadio de Gran Canaria?

--Cómo para olvidarlo... Yo jugué de titular y me cambiaron al final. Fue un momento durísimo, para jugadores, dirigentes, la afición... Para todos. Yo pensaba que íbamos a subir, lo vimos muy cerca. Es verdad que no hicimos un buen partido allí, pero estábamos tan cerca de lograrlo... Buscamos con la ventaja que teníamos jugar con más seguridad y no encajar goles rápido. Intentamos mantener la diferencia de la ida, pero ese 2-0 al final fue un mazazo.

--¿Tuvo opciones de quedarse la temporada pasada?

--Pues no lo sé. Cuando termina la temporada Ranko Popovic me habla de renovación, de que quería que me quedara. Me dijo que confiaba en mí. Yo lo tenía claro. Si podía, me quedaba, pero nunca más nadie me dijo nada. No sé la razón, la verdad.

--Rescinde en el Sion y firma un año en la Ponferradina, aunque bajan a Segunda B.

--Fue un año difícil, y no solo por el descenso al final. No era lo mismo que el Zaragoza, ni por afición, ni entidad, ni historia... Nada que ver un club y otro.

--El del UCAM también es un proyecto humilde.

--Es un club pequeño en el que lo único que está en nuestra idea es mantenernos en Primera. Sabemos que lo vamos a tener difícil, pero creo que hay una buena plantilla, con muchos fichajes nuevos. Aquí la presión es la que es y la única meta es la permanencia, empezando además en un campo histórico como La Romareda. Lo que es seguro es que vamos a luchar hasta el final para sacar algo positivo allí y para empezar ese objetivo de seguir en Segunda.

--¿Qué le parece el Zaragoza?

--He visto que han fichado mucho, a algunos grandes jugadores y estoy seguro de que van a subir. Al menos es lo que deseo, es un club que tiene que estar entre los mejores de España y no en Segunda. No puede jugar ahí. La temporada pasada también pensaba que subían, pero lo del último partido contra el Llagostera fue inexplicable. Yo desde luego no lo entendí.

--Tiene el Zaragoza un entrenador que apuesta por jugar. ¿Lo ve candidato al ascenso?

--A mí me gusta esa idea de ser protagonistas y tener el balón. Tienen de todo, un buen entrenador, con las ideas claras, plantilla y futbolistas para jugar bien, y una gran afición detrás. Insisto, ojalá lo consigan ese ascenso, porque me gustaría ver al Zaragoza en Primera.

--Algunos pensaban al ver un Basha con Albania en la Eurocopa que era usted...

--(sonríe) No es la primera vez que lo oigo. No, yo no era, era mi hermano Midjen, que juega en el Bari en la Segunda italiana. Yo debuté con Albania hace unos años y mi objetivo es volver a la selección. Es otro sueño volver ahí. A ver si también lo consigo pronto.