Los enemigos de Francisco: quiénes quieren desacreditarle, acallarle y aquellos que le quieren muerto. El título del libro es insólitamente largo, pero elocuente sobre lo que habría en juego detrás o dentro de las supuestas peleas de obispos y cardenales, en el sínodo que se celebra en Roma, sobre la readmisión de los divorciados católicos, las convivencias sin matrimonio, parejas gay y otras "familias irregulares".

La salida del armario de un sacerdote polaco en vísperas del encuentro y la carta de los 13 cardenales ventilada el pasado fin de semana sobre un sínodo supuestamente teledirigido, no serían casuales, sino elementos de una ofensiva más amplia. El verdadero objetivo sería el repetido mensaje de Francisco sobre la necesidad de "cambiar el sistema económico" para impedir la creación de pobrezas, desechos humanos y la destrucción del planeta. Todas las fuentes interpeladas por los vaticanólogos más veteranos coinciden en afirmar que en torno al Papa "hay cierta preocupación" e incluso "alarma".

El autor del volumen citado es Nello Scavo, cronista judicial del diario Avvenire, órgano oficial de la Conferencia Episcopal Italiana. El texto estará en las librerías dentro de unos días, aunque varias personas ya han podido leerlo. Scavo explica que dentro y fuera del Vaticano los "enemigos" de Bergoglio le llaman "el Papa argentino" a secas, "para desacreditarle, subrayar las distancias culturales e ideológicas entre ellos y él", ha ilustrado el vaticanólogo Paolo Rodari. Las "distancias" serían remarcadas, según el autor, por cardenales de la curia y obispos, pero también por grupos de poder y presión, principalmente de EEUU.

La sombra de Cheney

Entre los enemigos internacionales del Papa, Scavo señala al exvicepresidente de EEUU con Bush, Dick Cheney, "inspirador de algunos centros de análisis que se han tomado la molestia de atacar la doctrina Bergoglio en el ámbito económico". En la lista, Scavo coloca a otros "potentados financieros, multinacionales, mafias, terroristas islámicos, traficantes de armas y prelados agarrados (al poder)". "El mensaje de Francisco va mucho más allá del perímetro eclesial", subraya .

Entre los enemigos internos estarían, arropados por cardenales, grupos católicos ultraconservadores, como Voice of The Family, que el jueves, a pocos pasos del Vaticano, convocaron a la prensa. "El sínodo 2015 es un choque entre la Iglesia y la antiiglesia", denunció abiertamente el médico Thomas Ward, con ocho hijos y 30 nietos. Uno de los invitados era el cardenal estadounidense Raymond Leo Burke, defenestrado por sus criticas a Bergoglio. Burke lamentó que en el sínodo "se habla del matrimonio tradicional como si existieran alternativas: el matrimonio no es tradicional, sino natural".

Según fuentes cercanas a Jorge Bergoglio, la oportuna salida del armario del monseñor gay y la carta denunciando un "sínodo teledirigido", demostrarían una preparación incluso lejana de la ofensiva conservadora. En ella estaría incluida la reciente tentativa del banco vaticano (IOR) de constituir una financiera en Luxemburgo, bloqueada por un Papa que ha transformado la austeridad en un modelo de vida.

George Pell, superministro de la economía vaticana, se expresa con frecuencia contra las aperturas de Francisco y Gerhard Müller, guardián de la fe y firmante de la famosa carta sobre el sínodo supuestamente filtrada desde un despacho papal, ha evocado en el diario Corriere della Sera una analogía con Vatileaks. Como entonces con la divulgación de papeles privados de Benedicto XVI, se evidenciaría que Bergoglio no controla el Vaticano. Obispos y cardenales adversos contarían con una media docena de vaticanistas italianos adeptos.

Hace un año, el cardenal Walter Kasper ya había alertado sobre el peligro de "una guerra a Francisco", por lo que tal vez alivie a algunos saber que Domenico Giani, comandante de la policía vaticana, ha explicado que la escolta personal del Papa está entrenada para operaciones antiterroristas.