Honda, Yamaha, Suzuki y Kawasaki. Si los fabricantes japoneses de motos copan el mercado mundial sería lógico pensar que las carreteras de su país están abarrotadas de motocicletas de gran cilindrada, pero nada más lejos de la realidad. Las unidades de más de 400 centímetros cúbicos, las mismas que en España están disparando las cifras de siniestralidad, tenían limitada por ley su potencia a 53 caballos hasta el pasado mes de julio. Se vendían capadas, en el argot motero. El resultado es un parque móvil que apenas supera el de España y un índice de fallecidos por habitante más de dos veces inferior al de nuestro país.

En el 2005 murieron en Japón 603 personas por accidente de moto, mientras que de seguir las cosas como hasta ahora, España cerrará el 2007 con unos 450 fallecidos. La diferencia es que Japón casi triplica (127 millones de habitantes) la población española.

PRESIONES DE LA INDUSTRIA La limitación en la potencia de las motos es uno de los factores que explica la baja siniestralidad. Muchos de los vehículos que en España protagonizan el repunte de muertes superan los 750 cc y los 100 caballos de potencia. La supresión de la limitación en Japón, conseguida tras años de presiones de la industria local, abre ahora la incógnita de qué impacto tendrá en la siniestralidad.

Los japoneses sostienen que otros factores explican también el bajo índice de muertes. Además del escaso número de motocicletas, el sistema de licencias y enseñanza funciona bien y en general los conductores se comportan con una actitud responsable. "El sistema es bueno, está bien pensado. Lo más importante es la forma de conducir de las motos. La edad de los conductores es bastante alta. Entre 30 y 50 años, y no corren demasiado", explicó Yuichi Sakagami, representante de la Nippon Motorcycle Association.

En Japón se puede obtener la licencia de moto de hasta 400 centímetros cúbicos a los 16 años y la de cilindrada superior a los 18. Aunque en teoría es posible obtener el permiso pasando los exámenes teórico y práctico por libre, lo habitual es tomar clases en una autoescuela. De igual modo, no existe ninguna obligación de obtener primero el permiso para motos pequeñas antes de atreverse con las grandes.

El escaso número de motos de gran cilindrada --solo 700.000, por 550.000 de España--, se explica también por otras razones. Por una parte, Japón es un país donde llueve mucho. Además, está muy generalizado el uso de la bicicleta, a menudo para conectar con los eficientes transportes públicos. A ello se añade que la imagen de la moto grandes está asociada a los bosozoku, las bandas juveniles de moteros anigos del escándalo.