Una mejor organización profesional y hospitalaria en la asistencia de los pacientes que sufren un infarto agudo de miocardio puede reducir en un 30% el número de fallecimientos además de los reingresos, las duplicidades tanto de recursos humanos como de medios técnicos y equipamientos y los costes que los tratamientos conllevan para el Sistema Nacional de Salud (SNS).

Estas conclusiones se derivan del estudio Recursos y Calidad en Cardiología (Recalcar) realizado por la Sociedad Española de Cardiología en colaboración con el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas. Para ello, se han analizado 262 unidades de cardiología de hospitales españoles y se han examinado los datos del registro CMBN del SNS cedidos por el ministerio, relativos a 2009, que recoge las altas de 50.000 episodios de infarto agudo de miocardio y 350.000 por enfermedad cardiaca.

Gracias a este análisis, basado en datos "sólidos y fiables", se ha demostrado que aquellos hospitales que cuentan con los mejores profesionales y con la mejor tecnología consiguen dar una mayor "excelencia" a los pacientes y reducen los costes. Este sistema se ha implantado ya en algunas comunidades autónomas como Galicia donde se ha reducido en un 50% el número de fallecimientos por infarto agudo de miocardio. Asimismo, Navarra, la zona metropolitana de Cataluña y Murcia lo tienen también implantado.

"Cuando estos enfermos ingresan en un hospital con más de 300 camas los resultados son mejores que cuando lo hacen en otros centros con menores dotaciones y complejidad", ha asegurado el presidente de la SEC, Vicente Bertomeu, quien además ha recordado que la implantación de esta red de coordinación no necesita más dinero sino que basta con reorganizar los recursos ya disponibles.

ELEGIR EL HOSPITAL Por tanto, se demuestra que ingresar a un paciente con infarto agudo de miocardio en el hospital más cercano no siempre es la mejor opción, al igual que tampoco lo es hacer más centros hospitalarios o abrir salas de hemodinámica que no se ajustan en cuanto a su dotación y organización a las recomendaciones de las sociedades científicas ya que, de esta forma, no se aportan beneficios sanitarios ni económicos.

Se trata por tanto de organizar los recursos y de intentar que las unidades de emergencias sean capaces de dirigir al paciente a aquel hospital que tiene los mejores profesionales y medios sanitarios para atender esta enfermedad. "Los centros que tienen una mayor complejidad en su atención, en los servicios, en el número de camas y en el número de patologías tratadas son lo que tienen unos mejores resultados", ha comentado el vicepresidente ejecutivo del Consejo Asesor de la SEC, Alfonso Castro Beiras.