La ingeniería genética ha llegado a una precisión sin precedentes, pero plantea grandes dilemas éticos: alterar el ADN implica trastear con el mecanismo básico de la vida. Ahora, una nueva técnica promete obtener los mismos efectos de una modificación genética, pero de forma temporal y reversible. El método, dado a conocer ayer en la revista Science, es una variante de la tecnología CRISPR, una técnica que ha revolucionado la biología en los últimos años, porque permite modificar el ADN con extraordinaria precisión y bajo coste. La diferencia principal es que en este caso el método no se aplica al ADN, sino al ARN.

Las instrucciones de funcionamiento de un organismo, contenidas en los genes, se transcriben en la célula en los ARN, moléculas mensajeras que a su vez se usan para fabricar proteínas: estas últimas son las que realmente ejecutan las instrucciones. La técnica de Zhang deja intacto el ADN, mientras cambia su versión transcrita, el ARN: así, se modifican las funciones biológicas resultantes, sin tener que alterar los genes. El efecto es igual a corregir un gen, pero sin modificarlo. Si la técnica funciona, se podría alterar el ARN de un gen defectuoso que causa cáncer. Un inconveniente de cambiar el genoma es que se pueden causar mutaciones indeseadas. Los organismos con cambios erróneos se pueden eliminar cuando se está produciendo una planta transgénica o un ratón experimental, pero no cuando se trabaja con un paciente: esto plantea dilemas éticos en la aplicación de la terapia génica. Con el nuevo sistema, al no tocar el ADN, los problemas bioéticos desaparecerían.

Los científicos roban a las bacterias la maquinaria que estas emplean para defenderse de los virus, y la reciclan para lograr sus objetivos. Cuando las bacterias son invadidas por virus, usan una molécula (enzima Cas) que actúa como unas tijeras: corta el ADN del virus y lo desactiva.

La técnica coge las tijeras Cas, las inserta en las células de un organismo que se quiere modificar, y las equipa con un sistema capaz de dirigirse a genes concretos, cortarlos y pegar genes modificados. El equipo ha hallado en las bacterias Prevotella un tipo de Cas (13b) que permite hacer lo mismo con el ARN. El sistema se llama Repair y permite revertir algunas de las mutaciones más comunes, implicadas en ciertos tipos de epilepsias, la distrofia muscular de Duchenne y el Parkinson, entre otras.