¿Volverá a visitar Mariano Rajoy el pueblo de Santa María de Garoña en la próxima campaña electoral como lo hizo en las anteriores generales? La decisión será como mínimo tan difícil de tomar como la asistencia a la boda gay del exalcalde de Vitoria Javier Maroto. El entonces candidato del PP prometió a los habitantes de la población burgalesa evitar el cierre de la central nuclear fijado por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para julio del 2013, pero lo único que logró fue que Endesa e Iberdrola, las eléctricas propietarias de la instalación al 50%, adelantaran el cierre al 2012 para evitar el pago de unos nuevos impuestos sobre el combustible. Su empeño en conseguir después la reapertura tampoco parece que que vaya a materializarse antes del fin de la legislatura.

El pasado verano, Ecologistas en Acción difundió una información según la cual los propietarios habrían suspendido el programa de revisiones a que les había obligado el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) como condición para concederles la reapertura y la prórroga para seguir operando durante 17 años más.

El paquete de inspecciones afecta a instalaciones clave como la vasija del reactor y las barras de combustible. Se trata, entre otras cuestiones, de revisar si el acero de la vasija sufre los mismo problemas de grietas experimentados por dos centrales belgas idénticas a las de la burgalesa que están en parada obligatoria por estas cuestiones. Las revisiones requieren el alquiler de aparatos especiales y la participación de equipos de expertos procedentes de Bélgica y EEUU.

10 millones de euros

Algunas estimaciones cifran en cerca de 10 millones de euros el coste total de la inspección que los propietarios habrían decidido ahorrarse a la espera del resultado de las elecciones generales. "El PP y UPD son los únicos partidos del espectro político que no se han opuesto al cierre de Garoña. Un posible cambio de Gobierno supondría el cierre definitivo de la central y el haber tirado a la basura los gastos en las inspecciones y las dosis radiactivas sufridas por los trabajadores que las realizan", advierte Francisco Castejón, el portavoz de energía nuclear de Ecologistas en Acción.

Los propietarios de Garoña respondieron entonces que el paro en las inspeciones se debía a problemas de agenda de la empresa que las llevaba a cabo, General Eléctric, pero no precisaron cuándo se iban a reanudar. Fuentes del Consejo de Seguridad Nuclear apuntan que sea una u otra la cuestión, el resultado va a ser el mismo. "Los informes no va a llegar a tiempo" para que después de lo que será un largo y farragoso análisis, este organismo se pronuncie antes de las elecciones sobre la prórroga.

Para lograr la reapertura, Mariano Rajoy modificó incluso el reglamento de instalaciones nucleares para que en el caso de que un cierre no fuera por razones de seguridad una planta pudiera volver a arrancar. Pero no calculó el tiempo que se iba a necesitar para los minuciosos exámenes. Si decide volver a Garoña, lo hará con las manos vacías.