En tierra de nadie, sin agua ni comida, vagando entre arena y piedras. Esta es la situación de más de 500 subsaharianos que, tras fracasar en su intento de cruzar a Ceuta y Melilla, han sido abandonados a su suerte por el Ejército marroquí en la frontera con Argelia, en pleno desierto del Sáhara, según denunció ayer Médicos sin Fronteras (MSF). El drama de los inmigrantes es de tal magnitud que hasta el Gobierno español se vio obligado a pedir a Rabat que no vulnere los derechos humanos. El Ejecutivo marroquí rechazó la acusación de MSF y aseguró que "respeta la dignidad" de las personas.

El coordinador de MSF en el país magrebí, Javier Gabaldón, declaró a este diario que entre los subsaharianos hay unos 40 heridos. También mujeres --incluso embarazadas--, niños y enfermos. Gabaldón no quiso hablar de "crisis humanitaria", pero dijo que las condiciones de los inmigrantes son "inhumanas". El fue testigo de cómo un helicóptero policial marroquí perseguía "de forma brutal" a un grupo de africanos.

ARRESTADOS Y EXPULSADOS Los subsaharianos proceden de Malí, Camerún, Nigeria y Costa de Marfil. Casi todos protagonizaron los últimos asaltos a las vallas de Ceuta y Melilla. Tras fracasar en el intento, fueron arrestados por agentes marroquís y llevados a una zona inhóspita.

Un equipo de MSF, que se trasladó a la zona a primera hora de la mañana, localizó a un grupo de más de 500 subsaharianos en la aldea de Aín Chuadi, en una región desértica del sureste de Marruecos próxima a la frontera con Argelia. Más tarde, hallaron a otro centenar de inmigrantes unos kilómetros más al sur.

Los miembros de MSF realizaron unas 80 atenciones de primeros auxilios. "Hay gente con esguinces e impactos de balas de goma. Uno de ellos, con toda probabilidad, perderá el ojo debido a la gran herida que tiene", comentó Gabaldón. Asimismo, intentaron organizar la evacuación urgente de algunos de los heridos más graves al hospital de Buarfa, a 150 kilómetros del lugar donde fueron encontrados. Gabaldón explicó que muchos de los subsaharianos comentaron que en su periplo habían visto cadáveres de compatriotas. "Nos dicen que hay 18, 15 o 12 muertos", comentó. Sin embargo, el personal de MSF no pudo comprobar si efectivamente había fallecidos en la frontera.

LLAMADAS ENTRE LOS AFRICANOS "Se están llevando a nuestros hermanos al Sáhara y los dejan en medio de la nada para que se mueran. Me ha llamado un amigo camerunés, Emmanuel, y me ha dicho que no saben ni dónde están", explicó ayer el camerunés Víctor Fussi, desde el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla.

Kamaru Busiri, un ghanés que permanecía escondido en un bosque de los alrededores del monte Gurugú aguardando la ocasión de saltar la valla de Melilla, también recibió una llamada de un compañero deportado. "Dice que 15 de su grupo han muerto", comentó.

Ante la alarma suscitada, la vicepresidenta del Ejecutivo, María Teresa Fernández de la Vega, pidió a Rabat la adopción "urgente" de medidas para respetar los derechos humanos de los subsaharianos, informa Virginia López desde Lisboa. La vicepresidenta exigió al país vecino que reclame la intervención de la

Pasa a la página siguiente