El PSOE ha registrado en el Congreso de los Diputados una proposición no de ley por la que insta al Gobierno a incluir en las estadísticas a los familiares asesinados en casos de violencia machista y que también sean reconocidos como víctimas.

En concreto, los socialistas plantean una nueva categoría denominada víctimas indirectas, que recopile los casos de hermanos, padres, hijos y otros apoyos familiares o externos a la mujer víctima, que también hayan sufrido agresiones mortales. El PSOE denuncia, en el texto de la iniciativa parlamentaria, que el actual sistema del Ministerio de Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad no tiene un indicador que permita conocer el impacto real de los crímenes al no incluir la totalidad de las víctimas.

La ley actual no incluye en los registros los casos de agresiones mortales de terceras personas que participaron de forma indirecta o directa en los hechos y que fueron asesinadas como consecuencia de su intermediación u otras circunstancias sobrevenidas durante los incidentes violentos.

MÁS ATENCIÓN A LOS MENORES / Además, el PSOE solicita al Observatorio Estatal contra la Violencia que elabore una batería de indicadores relacionados con menores y violencia de género que vaya más allá de los casos con resultado de muerte y que permita conocer estadísticamente la situación psicosocial de los menores afectados por esta forma de violencia.

Más de 500 niños han quedado huérfanos en España desde el 2004, después de que sus madres fueran asesinadas a manos de agresores machistas.

La petición de los socialistas viene a atender, en buena medida, las demandas hechas el pasado marzo por la Fundación Mujeres y el Fondo de Becas Fiscal Soledad Cazorla, que presentaron un informe -el primero de los que quieren seguir haciendo con carácter anual- sobre «la realidad oculta» de los menores huérfanos de la violencia machista.

UNOS 40 HUÉRFANOS AL AÑO/ Desde el 2013, año en que pasaron a formar parte de las estadísticas oficiales, hasta el pasado 22 de febrero, fecha en que se cerró el estudio, un total de 250 personas habían sufrido la pérdida violenta de su madre por parte de su pareja o expareja. De todas ellas, 166 eran menores de edad, una cifra que se traduce en una media de 40 huérfanos al año. Si se extrapolan esos datos hasta el 2004, año en que se puso en marcha la ley integral contra la violencia machista, el total de menores huérfanos se sitúa en torno a los 500, destacó la Fundación Mujeres.

Después del asesinato de sus madres, con quienes vivían la mayoría de estos huérfanos, suele ser la familia materna la que asume la responsabilidad de mantenerlos. Pero no siempre sucede de esta forma. Es especialmente «preocupante» cuando los pequeños acaban yendo a vivir con los allegados del padre porque, además de ser «mucho más difíciles de localizar», siguen manteniendo en ocasiones contacto con su progenitor, alertó la entidad.