Desde que el laboratorio farmacéutico norteamericano Gilead comercializó el pasado enero el fármaco sofosbuvir (de marca Sovaldi), al que los ensayos preceptivos atribuyen la capacidad de curar al 90% de los enfermos de hepatitis C --la infección hepática más grave--, los gobiernos de la UE no han dejado de exigir un abaratamiento del elevadísimo precio del producto, fijado en unos 60.000 euros por tratamiento, en tanto que las asociaciones de afectados apremian por su inmediata administración. El factor económico no ha impedido que sofosbuvir se esté suministrando a enfermos de hepatitis C de Francia --que lo consigue a 56.000 euros-- y Alemania, pero sí está frenando su autorización en España, donde la infección del virus de la hepatitis C se ha diagnosticado a unos 100.000 enfermos.

"El Ministerio de Sanidad está presionando, dentro de sus posibilidades, para que Gilead abarate el precio de este medicamento, que ya cuenta con el posicionamiento favorable de las comunidades autónomas" (que son las que lo financiarán), aseguró ayer Antoni Gilabert, responsable de Farmacia de Salut de Cataluña.

CADA PAÍS NEGOCIA EL PRECIO Aunque el precio de los fármacos es negociado con la industria de forma unilateral por cada país, el coste "escandoloso" fijado para sofosbuvir motivó que una quincena de estados de la UE, convocados por Francia --entre los que no estaba España aunque suscribía la iniciativa--, intentaran dirigir ayer un manifiesto a los representantes de Gilead en Bruselas. La iniciativa fue vetada por la Comisión Europea, que, aunque dijo suscribir los motivos del manifiesto, dirigió a los países implicados a los "cauces adecuados" para negociar con la industria. El documento instaba a que los precios de los medicamentos "tengan en cuenta" el presupuesto de cada Estado y la prioridad de que los pacientes accedan a las innovaciones farmacológicas.

Las razones esgrimidas desde la Dirección General de Farmacia del Gobierno español en su negociación con Gilead aluden a la necesidad de hacer sostenible el Sistema Nacional de Salud y a la seguridad comercial que proporciona la financiación pública de un fármaco. "Alemania y Francia han mostrado a Gilead su indignación por ese precio, pero, de momento, el laboratorio no lo ha variado. El productor suele mostrar una posición de fuerza, ya que posee el fármaco", afirma Gilabert.

Las terapias autorizadas en España consiguen la curación de entre el 50% y el 75% de los pacientes, pero no todos los infectados por el virus hepático toleran los efectos secundarios de una de las sustancias predominantes, el interferón, que, con frecuencia, causa anemia, erupciones cutáneas, insomnio y depresión. La mayoría de esas terapias no están indicadas para los enfermos que además de hepatitis C sufren cirrosis hepática.

El nuevo tratamiento no causa efectos secundarios de importancia y sí se puede administrar a quien sufre cirrosis, indican los hepatólogos que lo han estudiado. La terapia dura de 12 a 24 semanas. El tratamiento, un año. Para muchos enfermos, acceder al nuevo fármaco es una cuestión de supervivencia.