--La semana pasada ha sido importante para usted, con su intención de regresar a la judicatura y la obtención de una de las plazas en la Audiencia de Zaragoza. ¿Qué planes tiene al respecto?

--Está pendiente el periodo de alegaciones y tiene que aprobarlo la comisión permanente, así que aún no se puede dar por hecho que me la hayan adjudicado. Cuando deje la vida política quiero volver como magistrado a la Audiencia Provincial de Zaragoza. La política es un periodo largo de la vida, pero no es la vida. Es conveniente volver a la profesión de uno. Pero este año es caótico desde el punto de vista electoral. No me atrevo a decir si terminado el mandato pediré el reingreso, pero si puedo, sí, me iré en noviembre o en enero, cuando acabe en el Senado. Y supongo que no habrá nada extraño que me obligue a retrasar esa decisión, porque nadie es imprescindible.

--¿Qué le ataría a seguir en la vida política?

--Sinceramente, que fuera necesario para alguna función específica. No puedo estar en el Senado para votar. O se me dice que tengo que hacer un trabajo para el que se sepa que soy una persona cualificada y competente para hacerlo o no. No tenía problema en compatibilizar el Senado con el ayuntamiento, pero yo no soy una persona para trabajar seis días al mes, mi carácter lo impide.

--¿No ha tenido ninguna oferta hasta ahora?

--Estoy convencido de que ni la tendré y le doy gracias a Dios, porque soy una persona con mucho sentido del deber jurídico, y ético en este caso. Quiero descansar de la vida política y volver a la profesional.

--¿Tiene ganas de dejar la política en lo personal?

--Digamos que la política en estos momentos no compensa. Cuando entré era un trabajo no solo digno sino agradecido por la ciudadanía. Se respetaba tu trabajo. Eso se está perdiendo y puede tener consecuencias catastróficas. No en mi caso, que ya tengo fecha de caducidad, sino porque hay gente joven que es muy buena y que ya no le apetece entrar en política. El riesgo de todo esto es que pasen a ejercer la política solo los mediocres, y que la gente de valía diga para qué. ¿Cualquiera tiene derecho a insultar? ¿Va en el sueldo? Nunca lo he admitido.

--¿Por qué se ha llegado a este punto en el que está tan denostada la clase política?

--Creo que por la corrupción y por la mentira. Son dos factores claramente imputables a los partidos políticos. Luego hay otros que no lo son, como la crisis, que se ha llevado el prestigio de algunos partidos que han tenido que adoptar decisiones de Gobierno que no han sido comprendidas. Ahora hay muchas personas que han perdido su trabajo, que antes tenían dos casas y ahora viven en la del abuelo porque el único ingreso que tienen es su pensión.

--¿Las decisiones políticas en Zaragoza han estado a la altura de las necesidades de la gente?

--El ayuntamiento ha sido la única institución que ha aguantado el tirón. Aumentando el gasto social, manteniendo el empleo público y una razonable situación económica. Porque después de todo lo que ha pasado, hemos hecho todo eso, más el manteniendo los servicios, reduciendo el déficit hasta tener superávit y el porcentaje que se destina a pagar la deuda hasta situarlo por debajo del 10% del presupuesto. Esto se duplica en el caso de la DGA y se quintuplica en el caso del Estado. Y eso que no soy de la religión de aumentar el superávit, como la presidenta Rudi, para quien era un objetivo primordial en su programa y no lo ha conseguido.

--En este contexto, ¿entiende el avance de Podemos o el triunfo de Syriza en Grecia?

--Claro que ayuda. Detrás de Podemos están los problemas de la política y de la economía. La mezcla de ambas es la que ha determinado el nacimiento de modelos como este. Lo curioso es que a sus partidarios les da igual que no tengan programa o que hayan rectificado de criterio varias veces. El viento va a favor y ya está. Acabarán ajustando su discurso a la realidad, porque nadie quiere suicidarse. Serán mucho más moderados siendo Gobierno que desde la oposición.

--¿Ve al PSOE y a su candidato en Zaragoza capaces de atemperar esos efectos?

--En Zaragoza veo difícil que se presente Podemos. En una competencia directa con Podemos nadie se atreve a hacer pronósticos, pero en su ausencia, yo me atrevo a decir que el PSOE será la lista más votada y que el resto de formaciones no querrán hacer alcalde al PP, porque tiene la escasa virtud de que se acaba peleando con todo el mundo. Ha reforzado permanentemente a mi Gobierno, que ha funcionado en minoría en parte por su extraña habilidad de no hacer amigos. Ha sido muy difícil y Carlos (Pérez Anadón) será alcalde, pero también lo tendrá complicado.

--De hecho, con el presupuesto de este año casi salta por los aires ese entendimiento con CHA e IU. Y que al final se aprobara se lo tiene que agradecer al PP

--Y lo hice en público. Pero estoy convencido de que si IU hubiera persistido en su abstención, el PP se habría abstenido igualmente. Porque nadie en su sano juicio en esta época permite que no haya presupuesto. Fue un momento malo pero también es un milagro que haya habido presupuesto los cuatro años de esta legislatura. Es posible la unión de partidos progresistas.

--¿El resultado habría sido el mismo con Carlos Pérez Anadón?

--Es muy buen negociador. Es de las cosas que hace con más soltura..

--¿Es el mejor candidato del PSOE para Zaragoza?

--Sí. Bueno, yo he dicho siempre que hubiese preferido un candidato nuevo, pero se lo ha ganado a pulso. Si los electores comprenden que la experiencia es algo positivo, será la lista más votada. Y Pérez sí es capaz de gobernar, conoce esta casa, sin contradicciones y con soltura.

--¿Hará campaña con él si lo pide? ¿O ya se lo ha pedido?

--Claro. Allá donde quiera que vaya iré sin ninguna duda y sin ninguna reticencia. Pero el protagonista tiene que ser el candidato. El viernes ya estuve en un acto apoyando a los candidatos. Y, por cierto, me aplaudieron mucho, me hicieron un entierro muy honorable y muy simpático (risas).

--¿Hay alivio en algún sector de su partido por su marcha? Es el díscolo del PSOE...

--Y lo seguiré siendo. Una de las razones por las cuales me he mantenido en política durante tantos años es porque yo no he mentido nunca y la gente agradece eso. Por eso, la gente nos ha ido aguantando. A mí amigo Pepe (José Atarés) le dije que haber sido tan ortodoxo con el partido le quitó la alcaldía.

--Ha apostado, de hecho, incluso por una posible coalición entre los dos grandes partidos, PP y PSOE.

--Éramos poquísimos los partidarios de un Gobierno de gran coalición y yo era uno de ellos para reformar la Constitución. Pero ahora ya no es partidario casi nadie, ni casi yo, sobre todo visto lo de Grecia. Puede ser bueno para el país pero letal para la formación progresista que se apunte a ese carro. Por tanto, esa opción ahora es implanteable, sinceramente. Y por tanto también lo es la reforma de la Constitución salvo que en el futuro hubiera una alianza de fuerzas progresistas. Es difícil con Podemos diciendo que no negocia con la casta, pero, antes o después, buscará una mayoría de izquierdas. Por eso cenan con José Luis Rodríguez Zapatero, para mantener contactos, porque luego se harán mayores y les convendrá tener criterio, formación. Aquí hay un problema de marcas: Podemos quiere quedarse con la del PSOE, su sueño es terminar absorbiéndolo por fusión. La diferencia es que las raíces socialistas en España son profundísimas y esa batalla no la ganará.

--Lo que es seguro es que Podemos se presentará en Aragón...

--En las ciudades importantes, Podemos tendrá una presencia significativa en las autonómicas, pero no en el resto de Aragón. Lo que me preocupa de Podemos es que no haya aclarado públicamente si permitirá gobiernos del PP o no. Será una decisión complicada, porque es evidente que su electorado les votará para no apoyarnos a nosotros, pero el PSOE, por mucho que lo digan, no es equiparable al PP. Como se equivoque, lo pagará en las generales.

--También puede darse la situación inversa y que el PSOE tenga que decidir si darle el Gobierno a Podemos o al PP.

--El PSOE no sé lo que hará pero, en mi opinión, para un Gobierno de la nación, al país le convendría antes un Gobierno con el PP, pero eso en mi partido no lo acepta nadie. Sin embargo, a nivel municipal, sin duda apoyaría antes a Podemos que al PP. No le quedaría otra que gobernar como en esta legislatura, con un Gobierno de izquierdas. Pero serían cuatro grupos y si mantener tres es de prestidigitador, hacerlo con cuatro será un milagro. Si no votan ni al PP ni al PSOE podría llegar a acabar en una situación absurda, que estuviera gobernando Eloy (Suárez, del PP) con diez concejales y el resto, a la izquierda.

--El primer test electoral es Andalucía. ¿Qué va a suceder?

--Creo que va a ganar Susana (Díaz, actual presidenta socialista) y vamos a ser la lista más votada. No puedes someterte a que un determinado número de militantes, de IU, en este caso, decidan si hay Gobierno en Andalucía. Como yo tampoco podía aceptar que lo hicieran los de IU. Espero que hayan aprendido la lección porque IU siempre ha sido un socio leal y a mí me sabe muy mal cuando se equivocan.

--A raíz de la cena de Zapatero con Pablo Iglesias se ha hablado mucho de división en el PSOE.

--Yo me lo habría tomado a broma. Esas cosas que se hacen en Madrid son puro folclore. Y la presencia de mi amigo Pepe Bono es porque a él le gusta organizarlo todo. Rara es la semana que no tiene dos cenas. A mí nadie me ha pedido cenar (ríe), pero tampoco me gusta cenar fuera de casa.

--¿Sería mejor candidata Susana Díaz a la presidencia que Pedro Sánchez?

--En mi opinión, Pedro Sánchez se ha ganado la oportunidad de presentarse a las elecciones generales. Y es lo sensato, porque no se puede construir un líder y a los dos días cuestionarlo. La precipitación sería una equivocación.

--¿Cómo ve hoy la situación en Cataluña?

--Podemos incide directamente en el voto de Esquerra y, en el País Vasco, de Bildu. Va a permitir fragmentar el electorado, entre independentismo y progresismo. Si eso ocurre, los separatistas podrían perder la mayoría social. Es preciso modificar la Constitución en el Senado, desde el punto de vista territorial y con un modelo federal, en la que la solidaridad tenga un límite pactado. El problema de Cataluña es de afecto, se tiene que sentir querida por España. El café para todos es un error. Solo sirve para la igualdad de derechos.

--¿No es contradictorio hablar de pactos cuando los grandes partidos no se ponen de acuerdo en cuestiones como, aquí en Zaragoza, la ley de capitalidad?

--Seamos serios, Rudi se comprometió a sacarla a los dos años de legislatura. Con dos años por delante se podría haber hecho una negociación más seria, pero hemos tenido dos meses. Eso es forzar hasta un extremo imposible. Llegamos a dejar aparte la financiación de las competencias, a conformarnos con un fondo de capitalidad de 50 millones. Pero es mejor que no haya ley a firmar un mal acuerdo. Confiemos en que Rudi rectifique y haga una oferta sensata.

--El informe definitivo de la Cámara de Cuentas ha sido demoledor: insiste en que hay 337 millones de euros de desfase entre la contabilidad del 2011 aportada por el ayuntamiento y la resultante de su fiscalización.

--Lo primero que quiero subrayar es que estamos hablando de hace cuatro años y agradezco el tono de este informe definitivo de la Cámara de Cuentas, diferente al del provisional, que se filtró y se usó políticamente con descaro, saltándose la obligación de la confidencialidad y nuestro derecho de defensa. Pero discrepamos porque confíamos plenamente en nuestros técnicos, que nos dicen que las cifras son consecuencia de una discusión contable y por sumas que no coinciden con las nuestras. ¿Por qué ha de tener más crédito el juicio de un miembro de la Cámara que el del interventor? Además, ya estamos aplicando las recomendaciones que nos hicieron y en los últimos tres años la mejoría ha sido notable. La situación de entonces era mala pero no es la de los dos últimos años.

--¿Hay algún tema pendiente que le gustaría dejar resuelto?

--Sí, el convenio con la universidad. Es fundamental para mí, porque hay muchos parciales y quiero que haya un acuerdo marco general donde, además de recogerlos todos, se hagan aportaciones en esa línea. Ya se han reunido con la vicerrectora y mi idea es firmarlo con el rector antes de las elecciones. Es nuestro principal valor estratégico de Zaragoza y Aragón, y hay que apoyarla incondicionalmente. Este convenio no es una cuestión de partido, y creo que durará gobierne quien gobierne.

--También ha sido fundamental el tranvía. ¿Por qué el empeño de adjudicar el proyecto de la segunda línea antes de las elecciones?

--Solo adjudicamos el estudio. No implica ninguna decisión ejecutiva. En realidad, todas le corresponderán al siguiente Gobierno. Lo que no entiendo es por qué esto se ha convertido en un problema de izquierda y de derecha. Es un dislate.