Figueruelas abrió ayer de par en par las puertas al futuro. El respaldo de la mayoría de la plantilla al nuevo convenio colectivo garantiza la fabricación del nuevo Corsa a partir de noviembre del 2019, reactiva los proyectos paralizados por el grupo PSA en la factoría y permite optar a nuevas inversiones y modelos de la marca francesa. En resumen, Opel España tendrá un plan industrial para la próxima década que garantiza la plena capacidad de la fábrica (478.000 vehículos al año) gracias, una vez más, a los esfuerzos de los trabajadores, que verán reducir ligeramente sus nóminas y elevar su tiempo de trabajo.

La noticia recorrió Aragón como un soplo de aire fresco. Alivio fue una de las palabras más repetidas por los sindicatos firmantes del acuerdo (UGT, CCOO y Acumagme), los agentes sociales y por los miembros del Gobierno de Aragón, tras una jornada de infarto, en la que el no parecía cobrar cada vez más fuerza. Y esto se tradujo en una profunda preocupación a escasas horas de iniciarse el recuento. Al final, algo menos de 900 votos decantaron la balanza.

«RESPONSABILIDAD»

La lluvia de reacciones no tardó en llegar. El director general de Opel España, Antonio Cobo, fue de los primeros en recalcar que la votación «allana el camino para que el grupo PSA asigne nuevas inversiones y proyectos a la planta». El máximo ejecutivo de Figueruelas resaltó el «ejercicio de responsabilidad» de la plantilla y subrayó que «el diálogo abierto, la madurez y la paz social han ayudado a superar una situación complicada».

Tan complejo ha sido el proceso que ayer muchos calificaban de «histórico» el referéndum celebrado tras la negociación más dura vivida desde que GM llegó a Zaragoza en el año 1982.

Sin duda, la principal empresa de Aragón y motor económico de la comunidad salvó una pelota de partido a costa de una mejora de la competitividad que vuelve a descansar sobre las espaldas de los empleados. De hecho, el hartazgo de la plantilla es palpable como lo demuestra que más de un 40% de los empleados votasen en contra del convenio. Y eso suponía perder al menos 2.000 empleos en Figueruelas, otros 3.000 en las auxiliares y dejar a la industria aragonesa del automóvil herida de muerte. La economía aragonesa también hubiera sufrido el golpe, ya que el 31% de las exportaciones y el 6% del PIB provienen de la automoción.

¿Y AHORA QUÉ?

Pero el escenario es bien distinto. Ahora se espera que PSA comunique sus planes para Figueruelas. El secretario de la sección sindical de UGT, José Carlos Jimeno, remarcó que el comité exigirá al grupo francés que sea «lo más rápido posible» en detallar la hoja de ruta.

Los sindicatos exigen, primero, la confirmación del Corsa para Zaragoza, luego la asignación de piezas de este modelo a las empresas auxiliares que han vivido con intenso desasosiego todo el proceso, y, finalmente, la llegada de algún nuevo vehículo para llenar de producto la factoría. Además, este verano tendrán que llevarse a cabo fuertes inversiones en la nave de carrocerías, de pinturas y en la de acabado final.

«Era mucho lo que había en juego», declaró el presidente aragonés, Javier Lambán, en un mensaje en el que quiso dejar claro que la DGA velará por que el compromiso adquirido por PSA se cumpla y por que el plan industrial garantice el futuro de la planta y «compense con creces» los esfuerzos de los trabajadores. En esa misma línea se pronunció la consejera de Economía, Marta Gastón, que destacó su «inmensa alegría, acompañada de alivio», tras unas jornadas «de duras negociaciones y tensión».

REFLEXIÓN OBLIGADA

Sin embargo, en lo laboral, Figueruelas queda con una plantilla dividida, que será difícil de gestionar. El sí al convenio 2018-2022 devolverá a la planta a los 170 empleados temporales despedidos antes de final de año y reactivará el contrato relevo. Pero también congelará los salarios este año y se revisarán en 2019 y en 2020 sobre el 50% del IPC, que subirá hasta el 60% en 2021 y 2022. Los pluses se verán reducidos un 5% y también las pausas (5 minutos menos).

Sin duda, el XIV convenio de Opel España es una buena noticia, pero también un aviso a navegantes, ya que el descontento debe obligar a realizar una reflexión sosegada para evitar, en la medida de lo posible, capítulos similares en el futuro. CCOO ve obligatorio revisar «las fórmulas de competitividad caducas y de corto recorrido» que utiliza el sector, «apostando por la reducción continua de costes laborales sin más alternativa». Además, alertan del descontento entre los más jóvenes.

La presidenta del comité, Sara Martín, achacó parte del 40% de rechazo al acuerdo al escaso tiempo para transmitir los beneficios del mismo a los empleados. Mientras, los sindicatos de Vigo escribían en un tuit: «Figueruelas tenía que hacer ajustes porque eran un 17% más caros que Vigo... y al final de la negociación siguen siendo un 17% más caros...el resultado es para estar orgulloso».

OSTA y CGT hicieron hincapie en el malestar de la plantilla. «Respetamos la decisión, pero le decimos a la dirección que recapacite porque algo tendrá que hacer con el descontento del 41% de la plantilla», apuntó Juan Pardo, de OSTA. «La empresa ha conseguido el acuerdo con amenazas, chantajes y mucho miedo a última hora», denunció CGT.