Un nuevo sobresalto puso ayer en jaque las comunicaciones con el Pirineo aragonés. La carretera A-132, que había absorbido desde el pasado viernes el tráfico de la N-330, cortada por el hundimiento de la calzada en Monrepós, también se quedaba cortada por el desprendimiento a la calzada de rocas de gran tamaño. Estas se precipitaron desde la ladera, según José Gascón, director general de Movilidad e Infraestructuras de la DGA, «por el efecto de las lluvias» en los últimos días. Ocurría en el paso de Santa Bárbara, muy cerca de Murillo de Gállego y en el tramo que une el municipio con el paso elevado que salva el embalse de la Peña.

Este incidente dejaba a las dos de la madrugada inservible este desvío provisional de Monrepós y al Pirineo ya solo se podía acceder dando un gran rodeo por Barbastro y Aínsa.

La DGA había desplazado ya a la zona maquinaria pesada en previsión de que pudiera ocurrir algo así, ya que el jueves de la semana pasada ya se produjo y muy cerca de la zona afectada. Y solo siete horas estuvo cortado. En torno a las 9.00, se empezó a dar paso alternativo a los vehículos y pasadas las 10.00 la calzada ya estaba limpia. Aún así, hasta la tarde no se normalizó la circulación, cuando ya se permitió el paso en los dos sentidos de forma simultánea. Aún así, la DGA decidió «mantener señalistas en Ayerbe y en el puente del embalse», que avisen del riesgo «para que circulen con precaución». Mientras, las rocas permanecían pegadas a la ladera, haciendo de escollera de contención.

No obstante, lo ocurrido motivó una reunión de urgencia en Sabiñánigo presidida por el presidente Javier Lambán. Tras ella, la DGA solicitó a Renfe que, en esta situación, dote de más plazas al tren que llega hasta Jaca, para evitar los desplazamientos por carretera. Y la Diputación Provincial de Huesca (DPH) reclamó que tras lo ocurrido sea «declarada como zona catastrófica».