La primera sesión de la IX legislatura se estrenó con una sonora bronca entre la izquierda. Podemos, CHA e IU escenificaron su ruptura total a cuenta de la configuración de los grupos parlamentarios. Fue un pleno duro, lleno de reproches, miradas al pasado, y enfrentamientos que a punto estuvieron de ir más allá de lo verbal. Al final la Cámara quedará conformada con seis grupos, con Chunta e Izquierda Unida en el mixto.

Porque de eso se trataba ayer, de debatir la proposición de ley presentada por CHA e IU para modificar el reglamento y permitir que Chunta, con dos diputados, tuviese grupo propio. La norma requiere un mínimo de tres para tenerlo. Ambas formaciones contaron con el apoyo del PSOE, pero no con el de Podemos, que se abstuvo, y cuyo respaldo era imprescindible para lograr 34 apoyos, la mayoría de la Cámara. PP, Ciudadanos y PAR votaron en contra. La medida quedó aparcada a la espera de que una reforma en profundidad del reglamento.

FALLIDO Y MIOPE

Pero por el cambio quedó la distancia que separa a la izquierda. O más bien a Podemos de CHA e IU. Especialmente duro fue el portavoz de Chunta, Gregorio Briz, quien acusó a la formación violeta de recuperar "la pinza" de Julio Anguita para "cerrar" la voz a las fuerzas de izquierdas y de "utilizar las normas de la vieja política en función del momento procesal", lo que calificó de "munición" a la derecha para desestabilizar al Gobierno. "Todo tiene sus consecuencias", advirtió a Podemos a los que acusó de practicar una política "narcisista" y de tener un discurso "intrascendente, impreciso, fallido y miope". Acusó a "asesores resentidos" de pasar "viejas facturas" a su partido. Cuando terminó se oyó una voz que desde el grupo de Podemos dijo: "Menudo chorreo". Su segunda intervención la cerró con un más que elocuente: "Y esto acaba de empezar".

La portavoz de Podemos, Maru Díaz, fue menos vehemente, aunque no se guardó ningún reproche. Acusó a CHA e IU de querer "cambiar las normas durante el partido", y de representar por ello la "vieja política"; de plantear la modificación del reglamento no para mejorar "la institución --las Cortes-- para la gente", sino pensando "en qué sillón te doy o te niego a cambio de este favor que hacemos tú y yo con el dinero de todos". Esta es la forma, dijo, en la que "han jugado a este juego de gobernar los partidos tradicionales". Creyendo que "las reglas se podían cambiar ad hoc y haciendo que las instituciones estén al servicio de los intereses de partido y no de los intereses de la gente". Vieja política, según Díaz, de la que Podemos quiere diferenciarse.

Patricia Luquin (IU) reivindicó el derecho de las minorías a participar y tener voz en el Parlamento, que en su opinión, es "fundamental". "Es fácil, es cuestión de voluntad política", dijo a Podemos en un tono menos duro que Gregorio Briz. Recordó que CHA e IU son formaciones diferentes y que por primera vez en 30 años en la historia del Parlamento aragonés dos partidos con representación no tendrá su grupo propio. Lamentó que en las comisiones su trabajo se vea mermado por la falta de espacio y lanzó un mensaje al líder de Podemos, Pablo Echenique, "la pluralidad y la participación se demuestra andando, no en Twitter o en los medios de comunicación", dijo.

ENTRE DOS AGUAS

Al PSOE le correspondió ayer la compleja labor de intervenir para apoyar la posición de CHA e IU, pero sin pasarse de frenada y ofender a Podemos con sus argumentos. Anticipo de lo que pasará en más de una ocasión esta legislatura. El encargado de pertrechar una nebulosa casi incomprensible fue Florencio García Madrigal. Más concretos fueron los grupos de la oposición. Mar Vaquero (PP) lamentó que, en plena "emergencia social" como repiten desde la izquieda, el primer pleno del Parlamento se dedicara a una cuestión que no afecta a los ciudadanos. Le recordó a Javier Lambán que esta polémica es un fleco del "traje a medida" tejido para ser investido presidente. En Ciudadanos fueron también críticos con la propuesta de CHA e IU. Susana Gaspar dudó de que esta cuestión sea prioritaria para el Parlamento. Recordó a ambos grupos que su fuerza en la Cámara es resultado de unas elecciones y que la reforma viene motivada por intereses partidistas. María Herrero (PAR) lamentó las formas en las que se trajo el debate al pleno, sin buscar un acuerdo previo y consideró que esta cuestión requiere un análisis más amplio enmarcado en la reforma del reglamento.