--¿Qué supone recibir la máxima distinción que otorga el Parlamento aragonés?
--Es una gran satisfacción. Que después de 16 años al frente del Justiciazgo se haya reconocido esta labor es un motivo de alegría y de un profundo agradecimiento.
--¿Siente que además de un reconocimiento a la institución, también lo es hacia su persona?
--Es un reconocimiento a la institución, y me toca a mí recogerlo. Pero no me puedo olvidar de mis dos antecesores, Juan Monserrat y Emilio Gastón. Ambos hicieron un gran trabajo.
--¿Cómo interpreta que se lo de una institución representada por partidos a los que más de una vez usted ha tenido que reprender en sus resoluciones?
--Siempre digo bromeando que es un milagro civil que me otorguen esta medalla. Los partidos aragoneses entienden muy bien cuál es el papel del Justicia.
--¿Ha sentido presiones?
--Siempre he sido muy libre y nadie me ha presionado jamás. Siempre me he sentido apoyado.
--¿Interpreta también esta distinción como una advertencia a partidos que reniegan de instituciones como la que representa?
--No sé si es así, pero en todo caso no viene mal pensar eso.
--Está en funciones y no se ha encontrado un sucesor. ¿Se ve otros cuatro años más?
--Hoy no toca hablar de eso, pero mientras siga siendo Justicia, no estaré en funciones y me voy a entregar en cuerpo y alma. Gracias a la opinión pública y a los medios porque siempre han entendido mi misión y han contribuido a difundir el trabajo del Justicia.