Violeta Barba (Zaragoza, 1987) preside las Cortes de Aragón desde hace varios meses, después de que Podemos forzara la renuncia de Antonio Cosculluela, que estaba compaginando dos cargos institucionales. Desde entonces, dirige la máxima institución aragonesa con el empeño de abrirla al máximo a la ciudadanía, y tratar de imprimir con su sello, y siempre desde el carácter institucional de su puesto, una nueva forma de relacionarse la política con la sociedad. Barba, mujer nacida en pleno Aragón democrático y con Estatuto en vigor, ya tiene solo por esa cuestión cronológica un relieve distinto al de sus antecesores.

-¿Qué pretende destacar con la intervención institucional que va a celebrar por vez primera en el Día de Aragón?

--Hay dos aspectos que un día como hoy son de obligada mención. Por un lado, destacar el trabajo participativo de los últimos meses y el esfuerzo por incrementar la transparencia y la apertura de la institución. Hay otro igualmente ineludible, y es el décimo aniversario del Estatuto de Autonomía. Quiero explicar las líneas de trabajo que hacemos en el Parlamento, y resaltar que el Estatuto no puede quedar en papel mojado sino que debe ser de cumplimiento obligado.

-Por vez primera, el acto institucional se abre a 300 ciudadanos que pueden asistir, y se celebra una jornada de puertas abiertas en la que aquel que lo desee puede conocer la institución por dentro. ¿Qué tal la demanda?

--Estamos francamente muy satisfechos. Hemos agotado las invitaciones y el teléfono no ha dejado de sonar, porque mucha gente se ha interesado en venir. Estamos muy satisfechos con la acogida y desde luego repetiremos.

-¿Tal vez tiene algo que ver ese interés por abrir a la ciudadanía la institución que este año la Medalla de las Cortes se otorga a un grupo tan entroncado con lo popular como la Ronda de Boltaña?

--Bueno, eso quizá ha sido casualidad, aunque es cierto que la Ronda cumple en parte con esos requisitos porque entronca directamente con el sentimiento popular aragonés. Pero consideramos que era una buena ocasión para distinguirles, en su 25 aniversario. Llevan muchos años reivindicando nuestra historia, nuestra música popular y nuestras raíces.

-¿Su modo de presidir la institución tiene mucho que ver con que usted es ya hija de la democracia y el Estatuto, o es algo que ni se ha parado a pensar?

--Por supuesto que tiene su relación. Cuando hablamos del Estatuto se percibe la diferencia generacional, y la forma de hacer política también es diferente según la generación. Es habitual cierto quejido cuando se habla del Estatuto que pudo ser y el que fue, es lógico, pero yo que ya he nacido con el Estatuto en vigor y he vivido la reforma posterior, compruebo que la norma actual nos da mucho margen de funcionamiento y capacidad de autogobierno. Está claro que como todo, este siempre podría ser mucho mayor. Pero sucede igual que con la Constitución. El problema no es tanto si sirve o no sirve como que se debe cumplir. La Constitución recoge muchos derechos para los ciudadanos. El problema es que no se cumplen, y en muchas ocasiones se atacan sistemáticamente. Como ciudadana española y aragonesa considero que debemos exigir el cumplimiento íntegro de los preceptos constitucionales y estatutarios.

-Entonces, ¿se da por satisfecha con el nivel de autogobierno del que goza Aragón?

--Lo primordial es andar antes de correr. Hay que aplicar íntegramente el Estatuto de Autonomía, que es una herramienta muy potente, nos reconoce como nacionalidad y nos da competencias muy interesantes. Colma ciertas necesidades de reconocimiento de la identidad aragonesa y lo que corresponde es aplicarlo. Es imprescindible. Después, como digo, es legítimo aspirar a un mayor autogobierno. Pero antes cumplamos el que tenemos.

-Le ha tocado una etapa muy distinta a otras anteriores. Con siete partidos políticos, dos de ellos sin experiencia previa, y la Cámara más plural de la historia, así como un Gobierno en minoría. ¿Resulta complejo arbitrar los debates? Como sucedía antes, parece una Cámara tranquila y disciplinada.

--Es un reto conseguirlo y creo que entre todos lo estamos haciendo bien. Somos siete partidos políticos en seis grupos parlamentarios y aprecio una gran labor de diálogo de los grupos para llegar a consensos. En cuanto a la parte que a mí me corresponde, el trabajo está siendo sencillo porque todos los grupos están a la altura y no resulta complejo ordenar los debates.

-¿Y con sus compañeros de Mesa? También es muy plural.

--Creo que todos trabajamos a gusto. Todos somos conscientes de que son difíciles las mayorías y que esta en la mesa se obtiene con consenso y con diálogo. Todos están haciendo un esfuerzo y se aprecian los frutos. Estamos sacando por unanimidad la mayoría de acuerdos. Hay cuestiones en las que el mayor consenso posible es necesario. Faltan acuerdos todavía importantes por alcanzar y espero que se mantenga la misma tónica que hasta ahora.

-¿Tiene previsto hacer un seguimiento de las iniciativas que se desarrollan en las Cortes y cuando son aprobadas, muchos desconocemos cuál es su recorrido? ¿Han pensado cómo se puede seguir rindiendo cuentas respecto a proposiciones no de ley y mociones que se desvanecen en cuanto salen de las Cortes?

--Sí. Es algo que nos preocupa e interesa especialmente, y vamos a ponernos en ello. Las comisiones reciben cada tres meses el grado de cumplimiento de las mociones que salen adelante en las Cortes. Nos gustaría que antes de final de año esos informes pudieran hacerse publicos o colgarlos en algún apartado de nuestra web. Porque es cierto que debemos hacer ver a la ciudadanía que el trabajo que aquí se hace sí importa, tiene utilidad y recorrido. Pensar lo contrario resultaría desalentador.

-Hace tres meses puso en marcha un control telemático para regular las dietas que cobran los diputados, y que se ajusten a su verdadero trabajo parlamentario. ¿Qué tal está funcionando?

--Vamos a llevar dos meses de aplicación efectiva y no ha habido ningún problema. El dispositivo funciona perfectamente y los diputados nos hemos adaptado sin nigún problema. Es una cuestión lógica de transparencia y normalidad. En cualquier empleo, el trabajador debe justificar sus horas de trabajo. Pues nosotros también. Porque además estamos percibiendo dinero público, por lo que hay que ser todavía más exhaustivo en el control.

-Recientemente, la Mesa de las Cortes se trasladó a Albarracín en otro empeño más por acercar la institución a la ciudadanía. ¿Habrá más viajes de este tipo?

--La idea es visitar las tres provincias. Después de Albarracín, es muy probable que en junio visitemos Boltaña y posteriormente alguna localidad de Zaragoza. Así lo haremos cada tres meses siempre que sea posible.

-¿Cómo lleva su papel institucional que obliga a tener una posición discreta con el hecho de que es una persona con un relevante protagonismo político en su formación?

--Tengo muy claro cuál es mi papel institucional y así trato de cumplirlo cada día. Pero para presidir las Cortes hay que ser diputada y a eso y a hacer política no puedo renunciar.

-¿Qué puede decir a quien dice que ustedes han peleado muy pronto para tener un sillón como el de la Presidencia de las Cortes? ¿Cree que puede tener razón quien dice que debería renunciar a él ya que además no son leales con los partidos que apoyan al Gobierno?

--Hablo ahora como diputada de Podemos. Nosotros no creamos la crisis institucional que provocó el PSOE al poner en la Mesa a una persona que ocupaba dos cargos. Tras su renuncia, consideramos lógico presentar nuestra candidatura. Esto va separado del acuerdo a cuatro, diseñado para impulsar políticas de progreso.

-¿Tiene sentido que al final sean los militantes de un partido y no una Cámara quien decida si se aprueban unos presupuestos?

--Tiene todo el sentido del mundo. Nuestra apuesta es otro tipo de política, y que esta sea participativa cuando el debate es de calado. Por eso, es lógico que sean los miembros de nuestra formación quienes decidan el voto.

-¿Cuándo saldrán los coches del monumento de la Aljafería?

--Está entre mis prioridades. Su relevancia histórica nos obliga a preservarlo en su perfecta magnitud y compaginar eso con un centro de trabajo al que acuden a diario 200 personas. Ha habido proyectos, pero también debemos contar con los vecinos de la zona. Es un asunto complejo, pero que trataremos de resolver.