Cuando una frase está sujeta a varias interpretaciones es que, sin duda, la cuestión no está clara. Para algunos, Artur Mas cerró ayer las dudas que pudiera haber sobre si convocaría o no las elecciones del 27-S, recordando de paso a ERC, en puertas de varias negociaciones --por ejemplo, sobre tres de las cuatro diputaciones catalanas--, que debe estar al lado de la federación nacionalista. Para otros, el presidente catalán siguió dejando la puerta trasera abierta por si hay que escaparse del enorme y atenazador nudo que supone su propia palabra dada. Ciñiéndose a la textualidad, Mas dijo ayer que habrá elecciones catalanas el 27 de septiembre porque "presupone" y está "convencido" de que se cumplirán los pactos que cerró en su día con ERC.

DIPUTACIÓN DE BARCELONA Artur Mas advirtió de que no se "puede imaginar" un pacto en la Diputación de Barcelona entre PSC y ERC que excluya a CiU cuando la federación nacionalista y los republicanos tienen que acordar un programa común soberanista ante las elecciones de septiembre.

Mas rechazó que hubiera resucitado la petición de la lista unitaria con ERC, descartada en enero, pero subrayó que la "separación del voto" soberanista ha supuesto que habrá en Barcelona una alcaldesa que "no se ha definido" sobre el proceso soberanista, en alusión a Ada Colau.

La afirmación de Mas sorprendió a ERC, que por su parte recordó que la lista conjunta para Barcelona nunca fue planteada. "Como mucho, como apéndice de la lista conjunta en unos comicios al Parlamento catalán si se hubieran convocado para marzo", señala una voz, que sentencia con ironía: "CiU nunca lo propuso, básicamente, porque en las encuestas no les adelantábamos".

Mientras, el republicano Oriol Amorós dijo ayer en la Cámara catalana que los resultados del 24-M habían avalado las listas separadas, por cuanto el apoyo al soberanismo había crecido siete puntos respecto a los comicios del año 2011.