A Joan Baldoví (Sueca, 1958) le obsesiona tanto ser la "voz de los valencianos" en el Congreso que el día que se constituyeron las Cortes Generales en esta atípica legislatura llegó hasta la Carrera de San Jerónimo acompañado de una banda, a ritmo de la marcha mora Chimo y el pasodoble Amparito Roca. Como en una película de Luis García Berlanga o quizás anunciado el sainete que vendría a continuación, con las negociaciones para formar gobierno.

Durante su primera legislatura en el Congreso, Baldoví fue el único diputado de Compromís-Equo, superando todas las encuestas y consiguiendo su coalición 125.150 votos en toda la Comunitat Valenciana. Relegado al grupo mixto, este maestro de educación física exprimió sus minutos en la tribuna para hablar de infrafinanciación y atacar la "democracia imperfeta" del bipartidismo, pero sobre todo para sacar de quicio a Mariano Rajoy, desdeñando su política de recortes y sacándole los colores por todos los casos de corrupción del PP valenciano.

Performance a performance, Baldoví logró viralizar sus intervenciones en Internet y colarse en los titulares poniendo de manifiesto los problemas de su "pequeño país" valenciano. El pan que rompió para denunciar las "migajas" que el Gobierno central otorga a la financiación valenciana, los sobres que mostró a Rajoy en pleno auge del caso Bárcenas o su striptease contra los desahucios desde la tribuna de oradores le valieron en 2013 el premio Azote del Gobierno que otorga la Asociación de Periodistas Parlamentarios.

Hijo de trabajador y ama de casa, alcalde entre 2007 y 2011 de Sueca, Baldo --como le llaman los amigos -- volvió a subir a la palestra cuando, tras coaligarse con Podemos, pegó portazo a los de Iglesias ante la imposibilidad de que Compromís tuviera grupo propio.