Muchos ayer en el Ayuntamiento de Zaragoza rememoraron el parón de las obras de remodelación de La Romareda cuando se anunció el auto judicial que obligaba a suspender de forma cautelar los trabajos del cambio de rotulación del pabellón Príncipe Felipe por el de José Luis Abós. No fue el mismo día en el que comenzaban los trabajos, como ocurrió con el estadio zaragocista, pero sí al día siguiente. Un día y medio que había permitido a los operarios borrar el rótulo de dos de las tres fachadas del recinto municipal. Solo queda el que hay en la parte trasera y con las máquinas aparcadas enfrente, como en su día se quedaron las de las constructoras que iban a remodelar La Romareda por completo. Aquellas obras nunca volvieron a retomarse y aún hoy siguen en la retina de los concejales del PSOE y, sobre todo, CHA, que las impulsaron.